sábado, diciembre 30, 2006

me and myself

Hay días en que no sé nada.
Hoy sólo sé que quiero volver a dormir bien.

Llevo una semana soñando y no logro entender los sueños. Pero me despierto muchas veces y tengo el corazón acelerado y no dejo de dar vueltas en la cama. El martes empiezo la práctica. Tengo un poco de miedo. Será que, en realidad, me asusta quedarme quieta, de repente, quedarme aquí porque así me siento cómoda y no necesito volver a moverme. Me asusta ese momento de soberbia que quizá todos pasamos, donde pueda llegar a creer que esto es lo mejor que puedo lograr, que más allá no hay nada, que quizá es verdad que estamos destinados a convertirnos en un montón de relojes grises.

Me asusta caer en lo que siempre he odiado, convertirme en otra persona del mundo, vestida bonita, labios pintados y zapatos brillantes, peleando por un puesto que está un poco más arriba, peleando por nada porque al final somos quienes somos y nada más.

Por algo el universo me puso acá y eso lo comprendo.
Es sólo que todavía no logro saber por qué.
Me falta un poco de mar.

miércoles, diciembre 27, 2006

no como animales

Me pica el brazo izquierdo.
Gatina sigue con pulgas.

Cuando en febrero, justo antes de viajar a Argentina, decidí dejar las carnes rojas, mi mamá pensó que estaba loca y mi tío que no iba a resistir dos semanas ashá sin probar un buen trozo de filete, viste. Pero no. Ya han pasado diez meses y he ido agregando nuevas abstenciones a mi alimentación: ahora tampoco como pavo, ni pollo, ni cerdo en ninguna de sus presentaciones. Sólo me falta dejar pescados y mariscos, mi adicción más grande. Y eso que yo antes organizaba asados en mi casa, compraba la carne y prendía el fuego una vez a la semana. Pero, de repente, entendí un poco la postura de mi hermano devoto de Krishna. Somos defensores de la vida, y de la vida en todas sus formas. En eso creo yo, por lo menos.

Claro que puedo ir a comer ensaladas mientras todos comen choripán. A mí ya no me dan ni ganas. Al principio sí, obvio, quedaba loca apenas sentía el olorcito de un pollo asado. Un día desperté y ya no. Nada.

Así que amo esa canción de frijoles.
La ley del equilibrio rige al universo y no es mentira.
Voy a jugar Mario 3 mientras espero la llamada de El Mercurio.

lunes, diciembre 25, 2006

ha llegado navidad

Al lado mío, montones de ropa.
Al frente, pantalla casi en blanco.

Eran las siete de la mañana cuando me llamó Javier porque se supone que Starbucks iba a repartir desayuno a las personas frente a la Posta pero llegaron (yo iba a ir y me quedé dormida, obvio) y resultó que ya tenían un festín porque toda la noche les llevaron cosas. Bacán.

Ayer no fui a misa de nochebuena por primera vez en cinco años o más. Pero estuve con mis sobrinos buscando al Viejito Pascuero, y con mi novio y con mi familia en una comida que resultó bellísima porque nos reímos mucho y hubo miles de abrazos.

Desperté con los ojos negros por el rímel, como nunca me pinto no estoy acostumbrada a despintarme.
Franco me regaló la edición grande de "Mujeres que corren con lobos".
Tengo un poco de sueño y estoy feliz.

miércoles, diciembre 20, 2006

whatever you do

Acabo de pasar cuatro días con dolor de cabeza.
Algo está mal y no sé qué es.

Me gusta Santiago de noche, ayer cortaron la luz en el edificio y no se notó nada porque afuera ilumina tanto, además no tengo cortinas en la pieza. Acabo de trabajar toda la tarde pero cero cansancio. Tengo ganas de comer un sandwich con tomate y wasabi, eso sí. Mi novio recién puso esa música que odio porque la gente grita como si estuviera siempre enojada.

Quiero que pase el tiempo y que sea verano y que todo tenga sentido otra vez. Quiero la navidad, ahora que mi mamá me regaló un pesebre chiquitito. Quiero llorar un rato pero no tengo motivos. Ando muy hormonal. Un poco triste.

Igual está todo bien. Ayer fui a un casting a canal 13 y me reí mil horas con gente muy simpática. Hoy, Franco me regaló una rosa. Mañana en vez de trabajar en la tienda tengo un día de clases Starbucks y el sábado llega mi hermano con los niños.

A la Siri no la vi más.
Ayer soñé que era el cumpleaños de Nico Ferrari y era cierto.
Gatina está al lado mío mordiendo un sillón.

miércoles, diciembre 13, 2006

born sleepy

Escribo en pijama, ventana abierta frente al Santa Lucía.
Tengo un poco de sueño.

Ayer en la tarde fuimos con mi novio al Hoyts de La Reina a ver Happy Feet. Me encantó. Comimos cabritas con mantequilla y yo sigo comiendo ahora. Tengo la boca salada.

Quedan once días para navidad, me acabo de dar cuenta que es primer año que no tengo arbolito en mi casa y eso que es mi fiesta preferida, porque a pesar de la distorsión general en la percepción que hace que los malls se llenen a las diez de la mañana, es la fiesta de los niños. Cuando era chica, me encantaba salir a buscar al viejo pascuero a la vereda y más de una vez escuchamos con mi prima los pasos de los renos del trineo. Ahora, hace tiempo igual, me gusta mirar las estrellas y decirle feliz cumpleaños al niño Jesús. Dicen que nació en agosto y que es Leo, no Capricornio, lo que me hace bastante sentido porque Dios ilumina como el sol, pero filo. La fecha no es tan importante, porque el tiempo no existe. Basta con que el momento exista. Para mí, por lo menos.

El sábado celebré mi cumpleaños desde la una de la tarde hasta las once de la noche, con piscina, frutas y verduras, en la casa de mi tata. Fue muy piola. Llegó mucha más gente de la que esperaba y me dieron regalos bacanes. Hasta un juego de loza. Estoy tan grande.

Ya empecé a escribir mi libro.
A todo esto, Gatini es Gatina, me lo dijo el veterinario que la vacunó y la hizo llorar un poquito.
Quiero almorzar ensalada.

viernes, diciembre 08, 2006

cuestión de confesar

Dos semanas sin escribir.
Ayer me eché Taller III.

Ahora que tengo veintidós y no morí a los veintiuno como dije tantas veces que pasaría cuando era chica, quizá sea un mensaje del universo para hacer algo distinto con mi vida. No sé. Pero sé que tengo pena y rabia y ganas de seguir llorando y de que se me deshaga el nudo de la garganta porque me cuesta tragar.

Mi cumpleaños estuvo bellísimo. Mi novio me invitó a comer a un restaurant de Bellavista que se llama "Como agua para el chocolate" y tomé tequila con pétalos de rosa, sentada al lado de una fuente de agua. Antes, en la tarde, fuimos al Liguria. El día anterior, comida familiar esperando las doce. Mi mamá me regaló unos vestidos preciosos y lloré con la carta de la Chica.

No sé qué hacer.
Ando media perdida ahora.
Cuatro años y quizá nunca fue lo mío.

sábado, noviembre 25, 2006

limón y sal

Hoy tuve un buen día.
Mi novio me regaló una radio.

A las once y media de la mañana tuve clases, corrección de taller que otra vez fue tan tan malo que el profesor dijo que mejor rehiciéramos la trabajos. Si no, todos nos vamos a echar el ramo. Filo. Cuando se acabó partí a San Gregorio a buscar a mis niños y fuimos a tomar helados al Plaza Vespucio. Corrí de vuelta a mi casa a cambiarme, entrevisté a Nico Quesille y trabajé hasta hace una hora.

Se me había olvidado que, en el fondo, me encanta hacer cosas.
Me encanta ser.
Amo a Franco.

miércoles, noviembre 22, 2006

hips don't lie

Desmotivada.
A diez minutos de salir camino al Estadio Nacional.

Tengo ganas de no venir más clases ni a trabajar en mi tienda nueva, porque aunque la gente me encanta parece que el sistema no. Quiero quedarme en cama varios días. No quiero despertadores, ni trabajos finales, ni San Gregorio, ni temas de taller, ni las pulgas de Gatini porque no tengo plata para llevarlo al doctor.

Dormiría hasta marzo.
Otra vez.
Nunca se acaba el abismo, parece.

Me pesan los ojos y el corazón.

lunes, noviembre 20, 2006

hello kitty

Siempre que estoy esperando el metro, pienso que alguien me va a empujar.
Me acordé ahora.

Siento como si no hubiera escrito en un mes, y eso que no han pasado tantas cosas. Pero igual sí. Me fui a Viña por el día, un miércoles. Terminé con un gatito en el bus de vuelta, sola, claro, porque era de esos viajes para encontrarme conmigo cuando estoy demasiado cansada del Santiago gris que intento odiar pero no puedo, y ahora está en la terraza del departamento haciendo miau todo el día y rascándose porque es chiquitito, tiene pulgas y hasta el treinta no tengo plata para llevarlo al veterinario. Eso. Se llama Gatini. Soy pésima para los nombres y los títulos. Me lo dio un señor en la calle. Es blanco con negro y tiene los ojos medios verdes.

Creo que quiero salir a vacaciones. Como que me duele la cabeza con la universidad, no tengo ganas de seguir viniendo. A ver si me consigo un computador y empiezo a escribir mi libro.

Tengo que arreglar mi trabajo de prensa.
El profesor odia mis temas.
Si no me va bien, me quedo sin práctica.

domingo, noviembre 12, 2006

stars are blind

Último día nadie se enoja.
Mañana, tienda nueva.

Vine a almorzar con mi familia y me vestí de rojo porque hace frío. No sé si tengo mucho que contar. El jueves en el langard me encontré con Pedro que no veía hace meses, desde que una vez se lo llevaron preso. Me habló del Poeta. Tampoco lo veo hace tiempo.

Ando toda nostálgica. Starbucks Parque Arauco me recuerda demasiadas cosas importantes, y me asusta un poco otro comienzo. Está pasando todo rápido, y está bien. Pero eso no implica que no tenga esa sensación de garganta apretada, de algo más que se acaba, de etapas que se cierran y personas que desaparecen y al final quizá es sólo para que aprenda de una vez que nada es para siempre.

Con mi novio, feliz. Descubriendo un mundo que no conocía. Aprendiendo a mirar de frente, tantas veces lo dije y nunca lo había hecho. Caminando de a dos. Plena, creo que es la palabra.

Y, en general, entre sonrisas y magia y canciones. Me vendría bien poder escribir más seguido. Me sacaron la foto para El Mercurio y salí horrible. Mi otra pieza, la de esta casa, sigue del color que la dejé y con las estrellitas brillantes. Tengo una herida en el labio y me arde. De desayuno, me comí un alfajor.

Me encantan los ascensores.
Eso lo descubrí ayer.
Quedan veintidós días para mi cumpleaños.

martes, noviembre 07, 2006

just for one day

Me cambiaron de tienda.
El domingo dejo Starbucks Parque Arauco.

La Pepa me lo dijo hace un rato. Me dio tanta pena, que lloré un poquito. Es que ahí me ha pasado de todo. Amores y desamores y reencuentros y peleas y qué sé yo. Pero bueno. Será para mejor, supongo.

Quién diría que hace un año justo entregué una libretita llena de frases, esperando encontrar respuesta. Quién diría que ha sido tiempo suficiente para amar sin cuestionarme al fin, para entregarme a la vida y sacarme los zapatos y tomar sol con mi novio en la plaza, al lado de ese árbol de Salvador que me encanta. Qué rápido se mueve el mundo a veces.

Tengo como, no sé, como la sensación de que la eternidad existe.
Eso.

miércoles, noviembre 01, 2006

todo lo que fui

Es difícil mantener el blog al día cuando uno no tiene internet.
Quedé en la práctica de El Mercurio, Revista YA.

He pasado un tiempo muy lindo, de volver a ver a personas y caminar otra vez por las calles del centro que tenía medias abandonadas. Anoche fuimos a tomar pisco sour con mi novio. También fui sola al supermercado a comprar comida y casi morí con las bolsas en la micro, pero filo. Una señora y un tipo muy simpático me ayudaron y después otra señora me acompañó hasta la puerta del edificio antes de que el conserje saliera corriendo a dejarme todo en el ascensor. El esfuerzo siempre es recompensado, me dijo el tipo buena onda de la micro. Usaba anteojos. Y hoy, en la calle, me regalaron un póster de Crash. Eso. También me compré una polera a mil pesos en Patronato y una cartera rosada con lentejuelas. Parece que, en vez de leer, completo las palabras por inercia, porque en un letrero en que la liquidación era gigante yo estaba segura que decía licuadora y me pasé mucho rato pensando en para qué la usarían.

Me gusta que haya sol, queda un mes para mi cumpleaños.
Ando toda sonriente con aros distintos.
Gracias a Dios y a las Diosas por la cantidad de favores concedidos.

jueves, octubre 26, 2006

just a girl

Me duele un poco la cabeza.
Tanto estrés por llegar a la hora al Mercurio.

Yo escribo. Eso hago. Y no sólo mientras me siento frente al computador de esta sala siempre llena, sino también mientras miro el paisaje en la micro y ordeno mi pieza y repito Amélie, que, a todo esto, anoche no terminamos de ver porque yo moría de sueño.

Escribí mientras perseguía al señor en el sur que se había robado mi celular y mi billetera hace dos años, y seguí escribiendo mientras le pedía por favor mis cosas de vuelta, y me las entregaba, y yo me ponía a llorar. Escribí cantando que llegó la hora de decir adiós en ese colegio que nunca llegué a querer, y, después, en mi primer día de universidad perdida en una micro que recorría Santiago. Escribo, todavía, cada vez que voy a San Gregorio (sangre cuchillo y velorio dice un grito por ahí) y pienso que puede ser la última vez. Escribo cuando hace frío los jueves en la noche y estamos comiendo en platos de plumavit y alguien que no conozco me explica que es rebelde porque el mundo lo ha hecho así.

Escribir es mi silencio y mi llamado. Es mi mente, que nunca me deja en paz. Es encontrar las palabras perfectas para que no sobren ni falten, para hacer el intento de no exagerar (aunque siempre es un poco inevitable). Es dejar testimonio de las mariposas blancas y las nubes grises que aparecieron hoy. Es ese dolor de guata cuando me estoy perdiendo un segundo de magia encerrada en una prueba de economía.

Mi novio, trabajando.
Quiero un café con vainilla.
Voy a almorzar con la Toña.

miércoles, octubre 25, 2006

all you need is love

Por si no sabes (o se te olvida),
te escribo
que me gusta soñar al lado tuyo
y esa sonrisa que te cierra un poquito los ojos.

Que amo tu forma de mirarme,
tan fijo,
tan de cerca.

Que me gusta que me defiendas,
pasear de noche sin miedo,
tomar helados contigo,
caminar sin zapatos,
mirar las estrellas y soplar esas florcitas
y pedirles deseos.

Que ahora que todo es un poquito más difícil para ti
yo estoy siempre a tu lado.

Que cocinas rico,
escribes lindo,
hablas sincero.

Que conocerte fue conocer el mundo.

Que a veces quizá no quiero saber de ti
pero en el fondo sí quiero
(como cuando apagué el teléfono y tuve que volver a prenderlo).

Que, de todas las personas que han aparecido en mi vida,
tú eres el más importante.

Que antes yo era sólo yo,
y era feliz.

Que ahora que somos nosotros,
ser feliz tiene sentido.

lunes, octubre 23, 2006

sunshine

Polera blanca strapless, chalitas, pelo suelto y pescadores.
Me encanta que haya sol.

Hoy se cumple una semana exacta desde que terminé de sacar las cosas de mi pieza antigua y me cambié de cama a la que me prestó la Ale, casi en el suelo, piso dieciocho. Estoy feliz. No sólo es que no tengo que separarme de mi novio por ningún motivo, exceptuando, claro, esas dos noches de visita, sino que en mi barrio nuevo todo queda tan cerca y a una micro de distancia, y que si se me ocurre cerrar la puerta de la pieza nadie va a pensar en abrirla. Me gusta preparar mi comida y elegir qué comprar justo antes. Me gusta ordenar sin tiempo. Me gusta cómo se ven las luces de Santiago en la noche desde mi ventana.

El viernes y el domingo almorcé con mi mamá y no sé si habrá comprendido todavía mis motivos. Todo a su tiempo. Y mi hermana está triste porque anda media peleada con el novio y a mí me da pena porque yo no estoy para acompañarla, pero confío en que mis rezos van a llegar a su destino y que ella superará todo. La Chica es lo mejor.

Creo que empezar una etapa que llevaba tanto tiempo en standby, y que el tarot me venía anunciando sin que yo escuchara mucho aunque dijera que sí, ha hecho que también se empiecen a mover otras partes de mi vida. Que el destino decida por mí, porque siempre lo hace tan bien.

Artemisa y Afrodita no sólo estaban de paso y saludando. Se quedaron y son absolutamente bienvenidas. Quizá no pueda comprar libros o viajar otra vez hasta quién sabe cuándo. Quizá haya noches en que preferiría llegar a una cama abierta con un chocolate en la almohada. Quizá en lo que queda del mes, sólo alcance a pagar la micro, y estudiante.

Sonrisa fácil, ojos abiertos, corazón entregado, sueños y vuelo alto, tan alto, en lo más profundo del bosque.
Soy una mujer libre que ama.
Mi alma vive en paz.

miércoles, octubre 18, 2006

i walk beside you

Acerca de mi vida sola, que me encanta, hablaré en otra ocasión.
Es que anoche estuve en crisis.

A las seis de la tarde llegó la ex de mi novio con la Flo, que resultó ser una de las guaguas más lindas y de mirada más sabia aunque un poco triste que he conocido en la vida. Las fuimos a buscar al terminal. Tres horas y media después yo lloraba en pijama celeste en mi cama tan vacía.

Comprendo que esa mujer no quiera verme, ni que quiera que vea a su hija. Pero lo que de verdad me dolió fue la incertidumbre, ese ven, mejor no vengas, ven, que terminó con un bolso lleno de ropa y un agüita de menta que me regaló David cuando yo necesitaba algo a qué echarle azúcar. Sé que para Franco es difícil. Sé que colapsa, que quizás se siente solo, que son sus procesos y sólo a él le toca vivirlos. Pero es la impotencia, la rabia de no poder acompañarlo, de que nadie lo defiende.

Tengo el corazón pesado.
Sentí venir la semana difícil.
Sólo quiero que mi novio sea feliz.

lunes, octubre 16, 2006

another turning point

Han pasado un año y dos días desde que empecé a escribir mi blog.
Feliz aniversario.

Ya está todo. Independance day, como me dijo mi tío por teléfono. Acabo de guardar lo que quedaba de mi ropa en ese bolso morado que me acompaña a todas partes y escribo con un poquito de pena por la pieza tan vacía. Esto es lo que conozco. Nada más. Nunca he vivido en otro lugar, o con otras personas. Nunca he tenido que preparar mi comida, ni lavar mi ropa, de lunes a sábado ni siquiera hacer mi cama. No sé lo que es hacerme cargo de mí. Y no es que tenga miedo, pero sí ansiedad. No es angustia, pero sí tristeza infinita. No es añoranza, pero sí nostalgia.

Me acuerdo de cuando era chica, de mis veranos de piscina y mis noches de hermanas, de los almuerzos familiares gigantes mientras mi abuelita vivía. Llevo veintiún años mirando por la ventana un patio que cuando amanece tiene muchos colores. Me siento tan niña a veces.

Le pido a Dios y a todas las Diosas y al Universo que me guíen y que mi camino sea siempre hacia la luz. Le dejo besos de buenas noches a mi mamá y canciones a mi hermana. Me voy con los ojos abiertos y el corazón latiendo fuerte. Con las piernas firmes, la frente alta, los brazos abiertos.

Me voy con un grito de libertad en la garganta.
Llena de lágrimas y de sueños.
Hoy empieza el resto de mi vida.

miércoles, octubre 11, 2006

free falling

Hace tiempo no escuchaba el soundtrack de Amélie.
Me hice dos trenzas y parezco campesina.

No he terminado de embalar porque recién usé la última caja, la pared de mi pieza es un montón de clavos y a Margarita de Rubén Darío cambió de orden porque dí vuelta los cajones del clóset. Ahora la princesa primero le dice al papá y después va a buscar la estrella. Crisis. Ayer también, pero peor. Me lo lloré todo sentada afuera de Starbucks mientras esperaba al guapo de mi novio. Ando toda llorona, lo sé. Filo. Hoy tengo mucha risa. No sé si llevarme la piñata de corazón. Otra de mis decisiones importantes respecto al futuro cercano en alfombra roja gastada.

Quiero dormir, parece.

Me acabo de enterar que mañana tengo prueba de estadística, obvio que no he estudiado nada y no se me ocurre en qué minuto dedicarme a ejercicios de distribución normal o lo que sea con tantos recuerdos en mi cabeza.

Ando en calcetines de esos cortitos que me compré el otro día en la micro. Almorcé tallarines con aceite de oliva y en la mañana pasé por el departamento nuevo (aunque es antiguo, tanto que hay que saltar arriba del ascensor antes de que se cierre la puerta) para ver qué cosas me queda comprar. Necesito cortinas, primero. No me quiero despertar al amanecer todos los días.

Extraño a mi novio.
Ahora, cafecito con la Toña y la Fran.
Voy a meter mis cojines a la lavadora.

domingo, octubre 08, 2006

dejando el corazón

No me gusta cuando mi novio contesta el teléfono y no lo reconozco.
Hace que lo sienta tan lejos.

Con el tiempo he ido cambiando mis lugares para llorar. Antes siempre eran mi cama o la ducha, sola, en silencio, media escondida. Ahora lloro en las micros. No hago escándalo ni nada pero me subo en uno de los últimos asientos, cerca de una ventana abierta y dejo que caigan lágrimas y a veces me las trago después. Hoy me pasó. Ya no tengo pena, eso sí. Ando como zigzagueando de repente, demasiadas emociones juntas y ese mareo eterno que no se acaba ni con suficientes horas de sueño.

Voy. Recuerdo que tengo que ir, y voy. Camino, me caigo, me levanto. Tengo ganas de volar tan arriba que ya no sea capaz de ver el suelo. Y el miedo, no sé. No está. Ya ni me acuerdo cómo era cerrar los ojos y mentir. Ahora no soy capaz. Ahora voy. Y voy de frente.

Con la Chica comimos donuts y tomamos juguito y conversamos un montón. Fue bueno. Pude explicarle, ojalá haya comprendido, que no porque no esté en la casa estaré lejos. Al revés. Quizá estemos más cerca que nunca.

No sé qué siento. Ese vacío (este vacío). Como el mundo siguiendo sin mí. Y yo en mi mundo.

Viene Franco.
Escucho Floricienta.
Tengo los ojos agotados.

sábado, octubre 07, 2006

you'll be a woman soon

Tan cerca.
Acabo de hablar con mi tata.
Le dije que me voy.

En la mañana acompañé a mi novio al registro civil y después lo fui a dejar a Starbucks, en micro, obvio, y caminando rápido para que no llegara tarde. Mi desayuno nutritivo fue un superocho y medio y otras cosas dulces que le compré a la señora estafadora del kiosco de los Dominicos.

Fui a la universidad, paseo inútil porque como tenía que llegar a San Gregorio no alcancé a ver la corrección del trabajo de la Siri Sat, filo, la profesora dijo que estaban mejores los de la primera semana de taller.

Con los niños hicimos una torta que no quedó muy rica pero a ellos les encantó. Jugamos don Juan de la barriga y chocochocolala chocochocotete. Estuvo bacán. Claro, llegué a trabajar y supongo que fue por cansancio acumulado o qué sé yo que me empecé a sentir pésimo y a tener ese frío horrible que me da cuando estoy triste o nerviosa bordeando la histeria y al final me mandaron a mi casa. Franco me vino a dejar y jugamos un rato Tony Hawk. Él juega demasiado bien y no habla y yo me aburro. Filo. Igual me encantó que me acompañara. Se ve bien con el pelo corto. Y lo miro y no dejo de cantar 'aprendí a ser formal y cortés'.

Ya estoy en perfecto estado de salud. Mi novio anda con sus amigos. Quizá me duerma temprano, quizá embale más cosas, quizá me dedique a pasear por los blogs que no he tenido tiempo de leer, quizá abra al azar 'mujeres que corren con lobos' o me saque una tirada rápida de tarot.

Me gusta no tener mi tiempo definido.
Mañana, delantal verde otra vez.
Hasta entonces me dedicaré sólo a mí.

jueves, octubre 05, 2006

escritura subterránea

Falta poco.
Pocos días, pocos anuncios, poco camino.
Ya estoy por partir.

En la mañana empecé a embalar mis libros y películas, claro que, por algún motivo, "Amélie" y "El último beso" quedaron afuera. Las veré otra vez antes de sacar el dvd de la que hasta ahora fue mi pieza. Tengo tantas cosas y tan pocas son útiles o es necesario que las lleve conmigo. No creo que use muchas cajas, ni que termine la cinta transparente que compré ayer en el Líder cuando venía de la casa de Randy.

Qué más nos da arriesgar el corazón, canto en silencio sentada en el suelo del metro lleno y tengo un poco de risa y el pulso acelerado. Tengo la ilusión, la fe, las ganas.

Al frente mío, un señor de anteojos con corbata de Popeye habla por celular, supongo, porque no lo escucho con el mp3 del Mono tan fuerte. Se lo voy a devolver, ahora que el banco me va a regalar uno junto con la chequera de cuero por haber firmado un montón de papeles.

A una estación de ver a mi novio.
Todos los pasajeros deben descender.
Y yo, con tarjeta Visa.
Quién diría.

jueves, septiembre 28, 2006

un poco de miedo

Me voy.
En la tarde hablé con mi mamá.

Ahora tengo esa pena absurda, gigante, que sólo me da cuando alguien llora y yo tengo algo que ver. Tengo esa pena de los domingos en la tarde de antes, sola y el mundo a veces tan gris. Tengo esa pena de despedidas, de último día de colegio, de terminar un pololeo de noche y sin estrellas.

También estoy contenta. También me río sola de repente, y escucho a Bebé mil veces, y me encojo de hombros mientras pienso que tengo que empezar a embalar mis cosas, a separar mis libros, a limpiar mis recuerdos y vaciar esas cajas llenas de papeles. A ver qué quemo, qué guardo, qué me importa todavía.

Es la dualidad de las decisiones, supongo. Es el sueño que se cumple y el ciclo que se acaba. Es la certeza de que estoy haciendo lo correcto, de que estoy siguiendo mi camino y que no alcanzo a distinguir quiénes avanzan por un lado distinto.

Si todo sale bien, feliz.
Si todo sale mal, lo intentaré de nuevo.
Ahora tengo a Franco conmigo.
El mundo es de colores.
Doy gracias infinitas a Dios y al universo por esta oportunidad.

martes, septiembre 26, 2006

learned in time

A veces, como ahora, no quiero hacer nada.
Mi hermana acaba de cumplir catorce años.

En la mañana llegamos con Franco de Viña, viajamos ayer para presentarle a mi hermano y mi cuñada y mis sobrinos y toda esa parte de mi familia que me encanta. Fue lindo. Me gustó que nos sentáramos a mirar las estrellas con un mate y sin calcetines.

Cuando yo tenía catorce, me puse a pololear durante un año, un mes y tres días. Ha sido hasta ahora mi relación más larga, infidelidad de por medio, única y última creo yo. Me acuerdo que conocí a los que siempre fueron mis mejores amigos y que íbamos al cine a ver películas malas y que me encantaba porque me dejaban andar en micro y antes no. A mi hermana, le escribí una carta larga y con fotos. Feliz cumpleaños.

Me duele un poco la guata porque me comí tres pedazos de esa torta de mazapán de nuez que estaba tan rica. Conversé un ratito con la Mili pero igual quedó medio pendiente. En la tarde me junté con la Toña y tomamos bebida afuera del metro El Golf, hace tiempo no la veía y la echaba montones de menos. Es bueno tener cerca a la mejor amiga.

Mi novio, ocupado con Starbucks.
Yo, empezando a ordenar definitivamente mis cajones.
Ya tengo pieza nueva.
Casi nadie sabe todavía.

jueves, septiembre 21, 2006

en la otra esquina

Si muero de repente,
sin despedirme,
- siempre he odiado las despedidas-
si no dejo cartas abajo de ninguna almohada,
si no alcanzo a besarte una última vez,
por una balacera en la mitad de la calle
o una micro secuestrada de ésas que me imagino todo el tiempo,
si muero con zapatos,
cantando mientras camino,
durmiendo soñando que duermo al lado tuyo,
quiero dejar el testimonio,
las letras,
las palabras en silencio.

Si muero mañana o más tarde,
cuando sea vieja y canosa y sepa tanto de la vida,
ojalá sea arriba de un árbol,
acostada en el desierto contando estrellas,
dedicándote otra canción,
bailando sola (o contigo) bajo la lluvia en el pasto
descalza, por favor,
con los ojos abiertos
y un libro en la mano
y el corazón corriendo
y el cuerpo agotado.

Si muero y no alcanzo a avisar,
ni a llevarme ese baúl de cartas,
quiero música cliché y globos de colores.

Quiero la magia
de lo que no se entiende,
quiero mi infancia,
mis penas y mis glorias,
mi amor,
mi fe,
mi certeza.

Si muero de repente,
dejo escrito que viví.

martes, septiembre 19, 2006

lean on me

Se terminó el muffin de chocolate.
Ahora tomo una taza de té tibio mientras hablo con Franco por messenger.

Fue un día complejo. Me lo lloré todo. Y es que a uno de esos almuerzos donde nadie se ríe, se sumó la pena de mi novio y el estrés de no poder hacer lo que quiero porque se me olvida que todo pasa a su tiempo y no al mío. Filo. En su casa jugamos un juego de skate, soy muy mala pero lo pasé increíble, y entre tanto rato juntos y tranquilos que siempre termina tan rápido, se arregló el mundo.

Me siento de piernas cruzadas frente a la pantalla, pelo amarrado y un anillo de compromiso de metal que encontró Franco en los sillones vacíos de Starbucks, y escribo que mi vida es mejor desde que mi novio está conmigo. Caminar de a dos no resulta difícil, ni siquiera para mí que me creía incapaz de un compromiso de verdad y que fuera más allá de promesas y reproches. Es sólo seguir el paso, y si alguno se demora un poquito parar y hacerle compañía. Al final, supongo que la vida de pareja es que somos tú y yo, de a uno, pero también somos nosotros, juntos.

Me demoré en comprender que no sólo me bastaba vivir.
Iba a faltar alguien con quien compartir la vida.
Eso lo descubrí con Franco.

domingo, septiembre 17, 2006

material world

Me gustan las luces de Santiago en la noche.
Escribo sin zapatos y con un poco de frío.
Hoy me puse calcetines diferentes.

Tengo ganas de escribir de cosas importantes y no sé cómo. De repente me doy cuenta que los grandes temas siguen estando tan lejos mío, aún cuando llegué a sentirlos tan cerca, a veces de turbante y cantando mantras, o mirando el mar en una playa vacía. De repente, ya no me cuestiono nada y no sé por qué. Y parece que lo echo un poco de menos. Que tengo ganas de una visita a mi hermano, a Viña, al templo a cantar con los devotos o por último a la misa de Pedro de Valdivia otra vez porque hace tanto que no voy.

Quiero vida espiritual.

El langard ya no me basta para sentir a Dios y a las Diosas vivos, y ya no tengo eso en la guata cuando rezo antes de dormir. ¿Dónde estoy? ¿Hacia dónde estaba yendo? ¿Y cómo mi camino de ahora me va a llevar hasta allá?

Dudas.
Certezas.
Silencio.

Al final, sólo soy un montón de fe ciega.
Nada más.

martes, septiembre 12, 2006

back again

Casi no dormí en el viaje.
Lloré más de tres veces antes de partir.

Acabo de pasar un fin de semana increíble, sábado de playa comiendo empanadas de mariscos incluido, y ahora estoy en mi pieza de paredes casi vacías con mi novio y los bolsos sin desarmar. No quiero haber vuelto. No me gusta que termine el sueño de la vida juntos, de saber cómo sería y recordar que no es, porque en Santiago todo es tan distinto.

En Copiapó vi una casa fucsia y una mariposa naranja.

Dormimos y almorzamos sin hora. Conocí una familia donde a cada quien se le respeta en su individualidad. Me vestí con ropa de verano, me puse aros bonitos otra vez y carretiamos con mi suegra.

Termino hoy el post que empecé ayer apenas llegada, acabo de descubrir que Franco tiene blog recién estrenado, soy tema de escritura y me encanta. The real world se me vino encima en un día, eso sí. Inevitable, apertura de Starbucks a las siete y media de la mañana y otra vez ropa negra y beige, el pelo amarrado y horarios en la agenda.

No fui a San Gregorio porque me dieron miedo los balazos.
Anoche vimos Caché y después mi novio peleó con un señor gordo y muy idiota en la micro.
Tengo la tarde libre. Parece que voy a dormir un poco.

viernes, septiembre 08, 2006

beautiful world

Bus al norte.
Hace cinco horas y media estoy en Copiapó.

Hay sol y flores por todas partes, la gente que Franco conoce aparece en la plaza o en las calles y al final terminamos tomando café con uno de sus amigos que estaba en el mismo banco que nosotros, después de los helados de pisco sour y la feria de artesanía y su abuela, su tío, su mamá, recién su hermano chico que me prestó el computador.

Acá no existe el tiempo ni lo que se debe hacer. Estoy bailando una música que nunca había escuchado y parece que la hubieran compuesto para mí. Me fascina todo. No necesito nada. Vivo la felicidad absoluta con la persona que amo.

Escribo sin zapatos, manga corta, pantalones nuevos.
Mi novio está preparando almuerzo.
Respiro hondo y siento que existo en la eternidad.

lunes, septiembre 04, 2006

pieces of me

Ayer alojé en la casa nueva de la Toña.
Acabo de salir de mi pauta de taller.

Este tiempo ha sido de recordar momentos antiguos. De revivir un poco las historias que alguna vez me marcaron mucho. De encontrarme con partes de mí que están cansadas de no entender. We live in a cynical world, diría Jerry McGuire, y yo no sirvo para fingir. Eso es todo.

Hoy en la micro, último asiento y ventana abierta, piernas arriba aunque todavía me duelen de la clase de yoga la semana pasada no es mi culpa que mi estado físico sea un desastre, recordé qué sentía cuando tenía tiempo, aunque sin un peso en el bolsillo. Fue loco. Fue como si la vida se me viniera encima. No quiero que llegue ese día, vieja de pelo blanco y largo, y me mire al espejo y no me brillen los ojos. Es lo único que todavía me da miedo.

Por ahora, vivo a ratos. Muero de repente. Quiero dejarlo todo y partir con Franco a conocer el mundo. Quiero mi silencio de vuelta. Disfruto cada pedacito de libertad que alcanzo a respirar. Me lleno de soles y de amaneceres, de helados de chocolate y niños que se ríen, para que mis decisiones no me pesen tanto. Para que el sistema no me termine tragando. Por ahora, todavía alcanzo a bracear para tomar aire y aguantar un poco.

No quiero más clases aunque no vengo tanto, ni relojes, ni alarmas, ni ropa negra con cuello y aros cortos mientras sueño en colores, ni el metro tan lleno y tan serio y tan frío cuando ya está llegando la primavera.

Me hacía falta ver a la Toña.
Bostezo y me trago dos lágrimas saladas.
Tengo tantas ganas de cerrar los ojos y que mi novio me abrace hasta que me quede dormida.

lunes, agosto 28, 2006

i am

Días de reflexión y un incienso de vainilla recién prendido, ventana abierta, noche.

Obvio. Cómo no terminar colapsando y llorando un poquito el viernes después de las clases con las niñitas, si no me doy mis minutos de silencio y mantras y diosas y tardes arriba de ese árbol que me encanta leyendo algunos capítulos precisos de 'mujeres que corren con los lobos'. Obvio. El mundo me encanta, y me fascina hacer muchas cosas y conocer a mucha gente en muchos lugares. Amo las micros, los helados a cien y los mantecol que he vivido almorzando el último mes, pero cómo no me di cuenta antes, si era obvio.

Yo sólo puedo ser feliz y plena si me mantengo cerca de mi hogar. Y mi hogar es ese espacio mágico donde no entra ni sale nadie y estoy yo, sin horarios ni miedos casi totalmente obsoletos, como ese dolor en la guata cada vez que iba a San Gregorio, sin pecheras verdes ni talleres de radio, ni despertadores que suenan siempre tan temprano, aunque sea en parte exageración mía.

Es cierto que soy feliz con mi novio. Que el tiempo con él no existe y todo no es más que un eterno ahora. Pero en algún momento las responsabilidades libremente adquiridas golpean la puerta y muy fuerte, y es imposible negarse a volver y cumplir. No me quejo. Sólo asumo que no me basta con el mundo. Que en el fondo, como acabo de leer en la mañana, la vida espiritual es egoísta y cada uno debe bastarse a sí mismo. Para eso, necesito tiempo. Y anotarme en la agenda, al lado de todos mis compromisos.

Fui a preguntar precios de clases de yoga y esta semana tengo dos días de prueba.
Quiero ver a Franco.
Ahora.

viernes, agosto 25, 2006

fighter

Son las diez veintiséis de la mañana y escribo que me duele un poco la guata.
Quizás sea cierto.

De repente, siento que tengo que empezar a pelear y a defenderme otra vez, y no tengo ganas. No quiero, sin más excusas ni explicaciones. Me da una soberana lata. Me gusta mi vida tranquila y brillando de amor. Pero qué. Me lo dijeron las personas más sabias que he conocido, que la lucha no termina nunca. Si decidimos un camino, si queremos llegar a avanzar derecho y sin desvíos por la luz, entonces las peleas van de la mano y para siempre. Respiro hondo, me pongo de pie y vamos. A defender la vida y la verdad y todo eso.

Conocer a Franco ha sido un regalo increíble. Ha sido aprender mil cosas nuevas, vivir, vivir sin cuestionarme, sin dudar, entregándome alguna vez para marcar la diferencia con mi yo que tenía tanto miedo y se paralizaba, o peor, salía corriendo rápido, ante la posibilidad de una pareja que fuera más que un montón de ilusiones. Conocer a Franco ha sido, también, conocerme a mí. Amo mirarlo a los ojos y saber que estamos construyendo un camino juntos. Filo con los demás. Nos tenemos a nosotros mismos.

Me siento firme y cimentada en el mundo. Como la Emperatriz, plenamente mujer. Como Artemisa, luchando en libertad. Como Afrodita, amando sin límites.

Acabo de encontrar una araña en mi cama.
Voy a secarme el pelo antes de salir.

miércoles, agosto 23, 2006

luz del sol

Me acabo de bañar de tina y con espuma.
Escribo en pijama celeste, calcetines rayados.

En la mañana fuimos con Franco al teleférico y me encantó. Tomamos helados, subimos a la Virgen a mirar Santiago lleno de smog pero filo y me ganó tres partidos de tacataca sólo porque era de esos nuevos plásticos y llenos de luces.

Hoy,visita a Randy. Jugamos play y no me fue tan mal. El mortal kombat sí alcanza a ser de mi época, en el supernintendo de la Mili, noches de primas chicas y peleadas, sobre todo cuando le bajaba con que en su casa solamente mandaba ella. Randy es una ternura. Cuando fuimos a comprar helados, me dijo que quizá no era bueno que yo fuera tan confiada con la gente, porque un día me podía pasar algo. Me dio un poquito de pena.

En la tarde mi novio me acompañó a ver un departamento pero la señora que nos abrió ni siquiera abrió completamente y dijo que estaba arrendado. Después paseamos por el centro y la Plaza de Armas. Nos vinimos en la misma micro, últimos asientos, él a su noche de póker y yo a la mía de mí.

Fue un día lindo. Aparecieron muchas mariposas blancas en todas partes. Me encanta sentir que el tiempo no existe, que vivimos un eterno ahora.

Voy a leer a Raskolnikof, gran personaje, y a tomar agüita de menta.
No tengo sueño.
Estoy feliz.

sábado, agosto 19, 2006

object of my affection

Bostezo.
Dormí con el chaleco morado puesto al revés.

No me gusta que desconfíen de mi relación, o de mi novio, o de mis decisiones. Siento que no tengo por qué justificar lo que estamos haciendo. Que vivir no debiera ser un tema que asustara tanto a tanta gente. A veces, me pasa que me dan ganas de irme lejos de todo con Franco. Solos. Que nadie nos moleste más.

Ayer almorcé un turrón arriba de la micro, camino a San Gregorio. Jugamos a la pelota con Patito, él domina cuarenta y dos y yo no alcanzo ni a uno y medio. Con mi novio, tomamos aperitivo en la casa de mi tío, fuimos a la despedida de la Celeste y a un cumpleaños antes de recorrer caminando las calles de Santiago de noche. Aunque no supiera nada en el mundo, seguiría sabiendo que lo amo.

Entro a Starbucks en una hora.
Me voy a levantar.
Escucho Bebé.

viernes, agosto 18, 2006

hold my hands

Algo se me aprieta en la garganta.
No logro distinguir qué es.

Después de mucho tiempo, hoy apareció el Poeta. Andaba medio triste, sonriendo igual, caminando al lado de su papá. Le regalé ese cuerito que siempre llevaba en la muñeca, desde la despedida con canciones de Alejandro Sanz hace más de un año, por si no nos volvemos a ver. Él dijo que nos veríamos de todas maneras. Yo no lo sé.

En la mañana le llevé desayuno a mi novio, fui a buscar mi certificado al registro civil, no tengo antecedentes penales y eso es muy bueno, almorcé ensalada de frutas con miel en Providencia con la Toña, pasamos a Consalud porque tengo que dejar de ser carga de mi mamá, tomé café con Jose en Starbucks y de paso nos encontramos con Sebastián que me dijo que estaba linda (yo se lo atribuyo a Franco), fui a ver a Randy y jugamos play pero soy pésima, cocinamos con Fernando y la Evelyn para el langard y llegué hace diez minutos a mi casa manejando un Peugeot206 desde Pocuro con Pedro de Valdivia, serios problemas para partir y caos cada vez que se apagaba el motor, y eso que fueron varias.

Tengo un poco de sueño, los ojos caídos y el corazón despierto.
Anoche saqué casi todas las cosas de mis paredes y ahora mi pieza dejó de ser mía.
Quiero decirle a mi novio que todo va a estar bien.
Hoy duermo sin despertador.

lunes, agosto 14, 2006

strange deja vù

Chaleco rojo, mechones fucsia, cielo gris.
Estoy leyendo Crimen y Castigo.

Ayer mi mamá me dijo que a los hombres no les gustan las mujeres independientes. Me sorprende ver a Hera tan reflejada en una sola persona. Filo. Yo soy quien soy.

Tengo las manos congeladas y escribo de rodillas porque el piso del computador está afirmando mi uniforme Starbucks frente a la estufa, a ver si alcanzo a trabajar con ropa seca hoy. Anoche fuimos con la Fran donde la Toña y nos hicimos tests de la Tú que dijeron que mi novio era un príncipe y tomamos mango sour y comimos ramitas. Me encantan las noches de mujeres.

El Mono me pidió de vuelta su mp3. Ya no me acordaba de cómo era caminar sin música de fondo. Lo bueno es que he vuelto a leer en las micros. Lo malo es que ahora tengo que cantar las canciones por pedazos.

Me quedan mil pesos en la billetera.
No sé para qué trabajo si igual nunca tengo plata.
Voy a terminar el almuerzo de mi novio.

viernes, agosto 11, 2006

with you

Post express desde la sala de computación de la universidad.
Dejé el celular en mi casa y quiero llamar a mi novio.

El miércoles se me mojaron tanto las zapatillas en la mañana, que después de almorzar con la Toña busqué una oferta y me compré otras. Anoche, en el langard, un señor se me acercó y me dijo, de la nada, que el Villa Maria era muy especial para él porque tenía un piano, y que una mujer canta en ese piano y que quizás yo la conocía. Fue loco. Sobre todo porque él sabía que era mi colegio, y yo nunca se lo dije. Se llamaba Germán.

Mi vida está llena de cosas nuevas y me encanta. Claro que mis chakras andan medios revolucionados, no me acostumbro al movimiento constante de energías y a que ya no tengo nada que esconder, ni omitir, ni inventar.

No sé amar un poquito.
Amo locamente y con todo mi corazón.
Y me paso los días en el estado de ensueño en que la fe no deja espacio para dudar.
Este momento es el más real de todos.

lunes, agosto 07, 2006

till kingdom come

En la casa de mi novio.

Han sido días de demasiadas emociones y de muy poco tiempo como para sentarme a escribir frente al computador, aunque sí lo he hecho con lápiz y papel arriba de las micros o en algún café que no es Starbucks.

El sábado terminó el taller de mujeres y fue precioso. Me lo lloré todo, obvio, porque leímos ese poema de la Clarissa Pinkola y por primera vez sentí que estoy en el bosque. Hubo papeles quemados y un lienzo con cicatrices de guerra que terminó íntegro en el basurero de la cocina. Mi diosa esta semana es Hilandera, tiempo de concretizar proyectos, y mi carta la Justicia, consciente de mi lugar en el mundo y de hacia dónde enfoco mi camino y dirijo los pasos.

Me tomé la mañana libre, bajé de la micro en Providencia y terminé comprando un libro de meditaciones antes de ir a donde la Siri con Franco para que conociera a las niñitas. Ahora vamos a almorzar verduras con pollo, él cocina y yo lo acompaño de repente. Nada más. Me encanta.

Estoy contenta, lejos de la euforia, tranquila como nunca, de ojos brillantes y sonrisa fácil, aunque mi eternamente cuestionada relación madrehija sigue en un estado de caos máximo. Todo a su tiempo, supongo, y me lo adelantó hace un año el tarot en Viña, frente al mar. No colapses, Carolina, que ya será cuando tenga que ser.

El otro día conversé en la micro con un tipo muy simpático que me dijo que si seguía poniendo el mp3 tan fuerte me iba a quedar sorda. Ojalá que no. Amo caminar sin escuchar cómo canto, así no me importa si desafino, y el señor que vendía helados mientras yo esperaba en el paradero de Vespucio me dijo que cantaba bien, así que filo.

Sin zapatos, con aros.
De pie en lo más profundo del bosque.
Amando hasta decir basta.

Franco es el regalo más lindo que me ha dado el universo.

miércoles, agosto 02, 2006

to be with you

Franco está en La Serena, visitando a su hija.
Me compré un celular muy bonito que tiene corazones de fondo de pantalla.

No sé cuándo dejé de tener miedo. Cuándo dejó de importarme caminar sola de noche, aunque a veces es cierto que prefiero compañía, sobre todo si es mi novio. Cuándo ya no encontré más que todo el mundo era sospechoso y que en cada esquina y pasaje estaba escondido alguien para secuestrarme, violarme y cortarme en pedacitos. Cuándo empecé a sentir que alrededor mío está esa luz blanca brillante que me protege, las canciones que hacen que el silencio vacío no sea una amenaza, que no se escuchen pasos donde no camina nadie, que los neumáticos reventados no sean balas perdidas en un enfrentamiento de traficantes o neonazis o pandilleros de cualquier tipo.

Supongo que fue un poco todo. Fue salir a conocer, pero a conocer de verdad, a descubrir que la calle tiene sus reglas. Fue encontrar a Franco y darme cuenta que no me importa morir hoy, porque no me falta nada. Fue descubrir a Randy, a Patito, toda la magia en la mitad de la nada.

Hoy, camino de noche y cantando y le digo a todo el mundo que amo, y que amo locamente, y que soy una mujer feliz. Filo si no me entienden, si me cuestionan, si no son capaces de creer.

Yo creo, yo vivo, yo existo, yo soy.
Y con Franco.

Y me encanta.

lunes, julio 31, 2006

ya lo sabemos

No quiero entrar a clases.
No quiero tener taller, ni estudiar economía, ni levantarme temprano los jueves.

Me gustaría vivir para siempre en este estado medio flotando, entre Starbucks, Franco y todo en lo que me encanta usar mi tiempo. No tengo ganas de cumplir horarios, fechas, trabajos, entregas finales, exámenes, asistencia. Preferiría irme a la playa a mirar el mar con mi novio, domir hasta tarde, ver todos los millones de películas que nos faltan.

No sé si quiero ser periodista, aunque a veces es tan claro que sí. Pero viene la práctica, reportear cualquier cosa, y cumplir mandados. Obvio que voy a terminar mi carrera. De ahí en adelante, no tengo idea.

Hoy estuve con Juan Andrés. Fue raro encontrarlo. Hablamos más que durante todo el tiempo que nos conocimos, y me di cuenta que es una linda persona. Después de Starbucks, pasé a buscar a Franco. Vinimos a mi casa, se fue temprano y ya quiero verlo otra vez.

Labios partidos, pelo suelto, colet rosado en la mano izquierda dedo anular, ojos serios pero brillando o por lo menos eso siento, un poco de sueño y mucho frío, calcetines a rayas, zapatillas negras, audífonos rosados que me regaló el lindo de mi novio, teléfono blanco y mi cama llena de libros.

Perdí el celular en el bus a Viña.
Ayer vimos Broken Flowers y me encantó.
Quiero soñar con Franco.

sábado, julio 29, 2006

let me go

Ya no me siento en mi casa.
Es tiempo de partir.

Supongo que Franco tiene razón y todo puede cambiar, pero sólo hasta cierto punto. La manera de pensar de las personas tiene sus propios límites autoimpuestos. Cada uno cree lo que quiere creer, excepto quienes vibran en una sintonía superior y pueden ver las cosas como son. Porque las cosas son de alguna forma, en sí mismas. No es el caso.

Supongo que nunca llegaré a entenderme con mi mamá. La amo con todo mi corazón, pero ella vive con mucho miedo. Y yo no soy así. Mi esencia es creer, amar, entregarme. Y si ahora el universo me regaló la oportunidad de vivir la historia más linda, independiente de cómo vaya a terminar o cuándo, qué me importa, no entiendo por qué ese afán de sujetarme tan fuerte, de tenerme un poco amarrada para que no vuele tan alto como puedo. Y como quiero.

Necesito salir de esta casa, porque acá nunca podré ser plenamente yo. Porque acá ronda esa pena eterna, esos fantasmas, esas cicatrices que a veces queman. Acá nada es sin un pero. Nada existe, simplemente. Acá, en esta casa, se respira profundo el desencanto de la vida.

Sé que no es mi lugar. Que no pertenezco. Lo supe un poco mientras estábamos con Franco en Viña y me di cuenta que podría haberme quedado allá, con él, sin un poquito de nostalgia. Lo supe más cuando a las ocho de la mañana entré hoy a mi pieza y todos pensaban que estaba muerta porque me demoré en volver. Peor todavía, porque no tenía interés en llegar.

Ayer fue el cumpleaños de mi novio.
Amo a ese pendejo. A su lado, me siento en la paz más absoluta.
Voy a ver qué me dice el tarot.

miércoles, julio 26, 2006

moriría por vos

Soy un montón de suspiros.
Franco se acaba de ir.
Mientras escribo, me como un plato de cereales.

Radha cumplió siete años hoy, en el día sin tiempo, y yo recuerdo perfecto cuando nació en ese hospital de Valparaíso, una hora encerrada rezando rosarios porque venía medio enrollado en el cordón umbilical. Es un niño precioso. Agradece todo y su vida devocional es máxima. Tiene la conciencia que yo sueño con alcanzar.

Viña estuvo lindo. Sobre todo el cielo lleno de colores justo antes de que se pusiera a llover, y el mar corriendo mientras con los niños nos acercábamos a las rocas a gritarle saludos. Me vine en bus, sola, y me acordé de cuánto y por qué me gusta. A pesar de que se me sentó alguien al lado justo antes de partir. Filo. Le regalé un bigtime y parece que nunca le habían regalado nada porque me miró mucho mientras lo abría. No hablamos, por suerte, no tenía ganas de hablar. Amo el silencio.

Fueron cinco horas y media con Franco que se disolvieron en el aire. No sé qué hace, ni cómo, pero con él vivo en la hipnosis más absoluta, desconectada del resto del mundo, y se me olvida que hay algo más que nosotros. Me encanta. Me fascina. Me dan ganas de quedarme para siempre abrazada mirando el techo blanco donde debería haber estrellas. Siento como si todo lo que he construido en veintiún años, ahora recién tiene razón de ser. No es por él, ni para él. Es con él. De a dos. Algo que nunca había vivido, y que agradezco al universo y a Afrodita y a todos los maestros que tuvieron algo que ver.

Tomé aperitivo con el tata y el tío Pato.
Comimos After Eight.
Me voy a poner pijama.

lunes, julio 24, 2006

better off

Mañana me voy a Viña.
Me acabo de despedir de Franco y ya lo echo de menos.

En la tarde, mientras hablaba con la Montse acerca de las carreras enfocadas al servicio, me pasó algo. Me di cuenta que sólo llegaré a ser periodista si logro encontrar ese punto donde mi profesión se junta con la realidad. Porque al final es fácil estar en los grandes eventos. La presidenta y los ministros y los candidatos y los choques y los asesinos, pero qué pasa con todos los días.

Quién cuenta la historia del Poeta, por ejemplo. Quién describe ese olor que marea y hace que pique la garganta, perfume de los niños inhalando en el puente. Quién se atreve a mostrar, no desde lo que vende, no desde los asaltos o lo inseguro que es caminar por el centro en Santiago, sino desde las casas de donde ellos salieron porque la calle dolía menos, y venderse quizá es mejor que entregar el cuerpo gratis.

Contar historias no implica protagonistas llorando en pantalla, ni recreaciones burdas. Contar historias es ir un poco más allá y llevar grabado en los ojos lo que se ha visto alguna vez. Es acortar distancias ficticias y acercar realidades comunes.

En la casa de Franco hicimos panqueques. Compramos Mantecol y chocolate y fue una noche dulce, aunque en algún momento me dio un poquito de pena, motivos aparte y referentes a mi manera de enfrentar la vida. El tiempo que paso con él siempre se hace poco, y las ganas de viajar juntos hacen que quiera que ya sea después. Me fascinan sus besos, y esa manera mágica de decir las cosas. Amo saber que no quiero esconderle nada, que somos quienes somos y no se necesitan más explicaciones.

Franco me hace feliz.
Eso es todo.

domingo, julio 23, 2006

this love

Me acabo de comer una manzana verde.
La estrella que me dibujé en la mano izquierda ya se borró casi entera.

Llegué hace una hora del cumpleaños de la Dani y estuvo bien. Me encantó que tantas personas cerraran la tienda con nosotros para que saliéramos más temprano. A veces, Starbucks tiene un poco de eso. Y le da sentido a todo lo demás.

Me gusta cuando me dicen que me veo linda, y bailar canciones viejas. Me gusta abrazar a Franco (se llama Franco, a todo esto) y sentir que así me podría pasar la vida y no sería suficiente. Me gusta saber que, justo antes de tener un poquito de miedo, puedo cerrar los ojos y lanzarme al vacío, y darme cuenta que no me importa que algún día el golpe sea fuerte, porque ahora estoy volando mucho más alto que nunca antes. Me gusta mi pelo suelto y mi ego en paz. Me gusta cuando él me mira fijo y yo no sé qué decir, porque sé que lo mejor es no decir nada.

El soundtrack del momento es 'por ti'.
Y cito que a estas alturas, qué más nos da arriesgar el corazón.
Voy a leer a Borges antes de dormir.

miércoles, julio 19, 2006

por ti

Soñé que posteaba sin escribir nada y me dejaban muchos comentarios.
Igual fue un sueño medio freak.

Durante mucho, mucho tiempo, me pregunté cómo sería no estar sola. Incluso mientras pololeaba, antes, cuando chica, y después, ya los dos años y medio que viví por alguien más. Hasta hace poco, de hecho, porque en mi cuaderno hace un mes me estaba muriendo de pena.

Pero hoy no.

Hoy sé que no estar sola es saber que si yo quiero correr, él va a correr conmigo. Que si nos caemos en el intento, no cuesta nada esperar un poco y levantarse de nuevo. Que si él se esconde, no voy a dudar en buscarlo hasta que aparezca.

Es que esta vez, no estoy jugando a querer. No hay mentiras, ni ilusiones, ni caprichos. No hay más castillos en el aire que los que construimos juntos. No hay miedo. Al revés. Podría lanzarme al vacío, segura de que él estaría para recibirme.

Es como si de repente todo tuviera sentido.

Y me doy cuenta que el camino ha sido largo, que quizá a veces lloré mucho y no entendí nada, que el registro de mis seis cuadernos se convierte en testimonio. Que yo, la de entonces, ya no soy la misma, le copio a don Pablo, y que hoy no necesito excusas para ser. Soy, simplemente. Y es la magia máxima del regalo más grande que me ha dado el universo.

Me equivoco cuando hago los cafés y me ando tropezando con todo el mundo.
Nunca había tenido tan poca hambre y tanta risa.
Ahora, me levanto para ir a trabajar.

martes, julio 18, 2006

apareces tú

No me concentro en nada.
Estoy flotando.
Soy como una mariposa, o algo así.

Hoy me perdí camino al Apumanque, y eso que no estaba a más de cinco cuadras. Llegué allá a amarrarme el pelo a ver si recuperaba la cordura, pero no. Recorrí mil veces las mismas tiendas sin entrar a ninguna hasta que me acordé de que quería comprar un regalo para mi mamá y mi hermana. Me subí a la micro de vuelta a mi casa cantando y me bajé corriendo. Me río sola y eso que ni siquiera pienso cosas divertidas, porque simplemente no pienso.

Ese hombre estupendo que me encanta me invitó al cine y me regaló chocolates y fuimos a su casa y caminamos de la mano por todas partes y no sé por qué tengo esa sensación (esta sensación) de calma absoluta en medio de la euforia, sin necesidad de preguntarme por un mañana ni por hoy ni por nunca, porque estoy viviendo desde mí y con eso me basta.

Llevo tres horas tratando de escribir.
Las palabras se me escapan y no me alcanzan y no me importa.
Soy una mujer absolutamente feliz.

lunes, julio 17, 2006

blue eyes

Me muero de sueño.
No puedo ir a acostarme sin escribir un poco.

Anoche, carrete Starbucks. Lo pasé bien, aunque siempre me molesta cuando el olor a marihuana desde alguna pieza llega demasiado fuerte al living. Aparte de eso, fue muy piola. Comí chocolate y tomé cocacola en un vaso compartido con la Pili. No dejo de pensar que mis amigos a los quince eran más maduros para hablar de sexo que algunos hombres mayores de veinte. Filo.

Ayer un cliente me dijo que mi sonrisa conquistaba. Yo me puse roja, obvio, y me reí más porque lo encontré divertido y parece que él también porque también se rió.

Ando medio en las nubes, ¿será así andar en las nubes, como flotando, como si todos los pasos fueran baile?, leyendo a Marguerite Yourcenar, echándome crema y brillo de labios y durmiendo muy muy bien, soñando despierta para variar (y de hecho, me lo confirmó el tarotista mágico del jueves pasado) y viendo luces de colores cuando cierro los ojos.

Ando rosada, lo sé, con las manos blancas y el corazón corriendo.
Culpa suya y de ese afán de venir a desordenarme la vida.

sábado, julio 15, 2006

eyes wide open

Acabo de cortar el teléfono.
La carta de la semana es el tres de discos.
Tiempo de comenzar a construir.

Escucho Aerosmith y no pienso en nada, porque estoy en medio de ese estado donde la realidad desaparece y quedan destellos y supongo que será parecido a la ensoñación de la que siempre habla manu. Es como flotar sin sentir el cuerpo. Sonreír de memoria. Dejar que la página se escriba sola. El tiempo pasa, y para, y yo me miro las uñas cortas y sin pintar y sé que de nuevo tengo trabajo y que éste sí es mi momento, es mi certeza máxima, es el tarot, los mensajes de los sabios del langard ayer, Leo almorzando en mi casa hoy y mi pieza verde limón que ya no voy a ordenar nunca más porque le queda demasiado poco, porque vienen cambios, muchos cambios, y cosas nuevas, y quizá otra casa y otra pieza, quién sabe. Yo me entrego a la vida y vivo. Nada más. No sé ni me importa saber.

Starbucks estuvo bien, me reí muchísimo y casi termino a Rosasco. Me visitó mi amiga Sombra, conversamos un rato pero siempre falta más. A las nueve de la noche empecé a caminar a mi casa con el mp3 del Mono tan fuerte y cantando que no escuché cuando dos extranjeras me quisieron preguntar por no sé qué calle, hasta que una me tocó el hombro para que me sacara los audífonos.

Desde los quince años que no andaba en micro con alguien que me gustara.
Fue toda una experiencia.
Falta mucho para las cuatro de la tarde.

viernes, julio 14, 2006

a veces vuelvo

Afrodita está definitivamente rigiendo mi vida.
Ando bailando donde no hay música, el mundo es de muchos colores, y aunque tengo los pies congelados, creo que éste no es un invierno frío.
Me compré uno de esos gorros verdes revolucionarios y me encanta cómo me veo.

En la mañana arreglé los globos y los dulces en la puerta del departamento de Jose, toqué el timbre y salí corriendo. Fue perfecto. Y a diferencia de ocasiones parecidas que prefiero no recordar, hoy recibí llamada de teléfono de gracias, incluso antes de que yo llegara a marcar su número para decirle feliz cumpleaños. Es que Jose es lo mejor.

Me avisaron que quedé seleccionada en esa constructora, para vender casas. Prefiero quedarme en Starbucks. Y parece que se puede. Volveré al delantal verde y a las siestas de media hora en los sillones cuando no haya podido dormir por estudiar teoría económica. Todo un deja vú.

Almorcé con Leo, en su casa. Cocinó él y yo lo miré, canté canciones malas y no hice nada más. Salí casi una hora tarde a la reunión del adopta, pero filo. No tenía ganas de irme antes. No di ningún tipo de explicación y por suerte nadie me la pidió. No es mi culpa que los detalles me obliguen a quedarme un ratito más, igual que cuando despierto en la mañana y los cinco minutos se convierten en mil y siempre termino quedándome dormida otra vez y soñando los mejores sueños.

Voy a tomar té.
Terminé a Rosa Montero.
Es el turno de Rosasco.

jueves, julio 13, 2006

hello, stranger

Estoy contenta.
La Mili me espera para una lectura de tarot.

En la tarde fui al Apumanque a comprar cositas para el cumpleaños de Jose (quiero llegar mañana temprano de sorpresa a dejarle globos y dulces en el pasillo), y cuando estaba sentándome a pedir un café, me llamó alguien. Cuarenta minutos después llegó, paraguas azul en la mano y esa sonrisa que me encanta, y tomamos café juntos. Conversamos de la vida y fue lindo. Todo. Como que me gusta un poco, parece. Hace mucho no me pasaba eso de reírme sola cuando escucho un nombre.

De ahora en adelante, el personaje anónimo se llamará Leo.
No hay más detalles.
Esta historia es sólo mía.

miércoles, julio 12, 2006

sin gamulán

Corazón acelerado.
No tengo ni hambre ni sueño ni frío.
Igual ando media tiritona.

Hoy es de esos días en que me da por cuestionármelo todo. Pero no recuerdos, ni pasado, ni futuro. Todo el presente. El ahora. Hasta estar sentada frente a una página a medio teclear, en pijama, escuchando las canciones de Quique González que me mandó la Celeste ayer. No me acuerdo qué soñé. Y debe haber sido importante, porque desperté rápido. Como esperando algo. A alguien. No sé.

Tengo esa sensación en la guata, de mariposas que vuelan alto y dan vueltas.
Hace mucho que no me pasaba.
Estoy feliz de la mano de la tormenta que se viene en mi mundo.
Mirando por la ventana cómo afuera sigue lloviendo.

lunes, julio 10, 2006

fast forward

Acabo de planchar mi delantal de Starbucks.
Como no soy muy doméstica, estas cosas igual me entretienen.

A las once de la mañana, otra vez Carabineros buscando a mi papá. No sé qué habrá hecho, ni me interesa. Pero se me ocurre que es muy bueno que haya salido de mi vida en su momento, y que a mí no se me vayan los pies solos por correr a buscarlo.

Hoy es el cumpleaños de Pi. Mi mejor amigo de la vida. Y aunque ya no hayan cartas de cien páginas como cuando estábamos en tercero medio, ni trabajemos en el Cutto's, ni nos peleemos el primer espacio en la lista para cantar porque ya casi ni nos vemos, el cariño sigue intacto. Tenemos hasta fecha de aniversario, y película y canción. Como nunca nos enamoramos, podemos amarnos para siempre sin problemas ni distancia.

Mi pieza es un desastre. No tengo ganas de ordenarla, tampoco. Hoy sólo quería dormir. Esto de recuperar el ritmo de la vida y tener que responder y organizarme y leer los nueve libros que me esperan en una torre, requiere concentración de energías. Ya habrá tiempo de colgar la ropa que se amontona en mi sillón y ordenar los papeles y las Cosmopolitan a los pies de mi cama, y buscarle un espacio en la pared al dibujo que me regaló la Javi.

Quiero un mazapán con chocolate.
Sebastián va a hacer otra obra en Parque Arauco.
Con mi suerte, seguro que me lo encuentro por ahí.

domingo, julio 09, 2006

hard day's night

Se me había olvidado lo ásperas que quedan las manos después de trabajar.

Hoy, película devuelta, taller de mujeres, Starbucks. Dos micros y tres viajes en autos ajenos. Mi pelo otra vez amarrado y es raro, aunque recién el mes pasado me lo volví a soltar. Castañeda en el break de media. Una polera que me regaló mi mamá.

Conocí a alguien muy simpático, se llama Franco y es papá hace tres semanas. Corté la parte de abajo de mis pantalones que ya estaban medios desarmados, y con el barro, peor. Conversé con mucha gente y recordé que lo que me gusta de verdad es relacionarme, aunque sea un ratito, nombre y estás de vacaciones, o cómo va tu día, o qué sé yo. Comí un sandwich vegetariano a las dos y media de la mañana y le eché wasabi (¿así se escribe?). Camino a la casa de la Siri, una hoja que se estaba cayendo y daba vueltas, llegó al suelo justo cuando se acabó la música de Amélie. Fue perfecto.

Día de lluvia y canciones que nunca había escuchado.
Ahora quiero soñar cosas lindas.

sábado, julio 08, 2006

far away

En pijama desde las siete de la tarde.
Acabo de ver Bailarina en la oscuridad y la amé.
Recién me doy cuenta que escribo el segundo post del día.

Hoy fuimos al cine con Patito, a ver Cars. Él nunca había ido y para mí fue la emoción máxima. También pasamos por McDonalds y su cajita feliz que odio, pero cómo no ofrecérsela igual. Jugamos en las escaleras mecánicas y por primera vez no me importó que alguien hablara toda la película.

Mañana vuelvo a Starbucks por dos semanas. A reemplazar a alguien, supongo. Me encanta la idea. Así pago por fin mi taller y me compro un mp3 para no seguir haciendo usufructo del que me prestó el Mono hace mil años.

Chaleco morado, las manos frías y siempre pienso en Miguel Bosé cantando que me amará, pijama celeste de satín, uñas medio despintadas, tengo que buscar pantalónbeige-poleranegra-delantalverdeconbolsillos para mañana después de la casa de la Siri, no anoté mis sueños porque no me acuerdo de mucho, un libro de Castañeda (culpable manu), calcetines blancos con rayitas de esos de Patronato, pelo suelto y cada vez menos rubio, messenger en appear offline (no sé por qué tengo la versión en inglés), obsesión indiscutible de mi blog actualizado, medio litro de té y un plato vacío que alguna vez tuvo arroz con champiñones y tomate y acelga.

Voy a llenar mi guatero y a dormir once horas.
Mis planes de viernes en la noche.
Sólo estoy para mí.

viernes, julio 07, 2006

en la calle

Estoy de vacaciones.
Mañana, entrevista de trabajo.
Vengo llegando del langard.

La primera vez que vi al Poeta, creo que fue la primera vez pero no estoy segura, porque tengo esa imagen de él recitando en una micro que ya no sé si fue verdad o me la imaginé de tanto pensar en cómo hubiera sido, me quedé mirándolo fijo a los ojos un segundo y después tuve que mirar a otro lado. Estábamos en la caleta, en el puente. No me acuerdo qué comida llevamos.

Desde entonces, han pasado más de tres meses. Ahora vive por ahí, y yo siempre quiero verlo porque quizá lo amo un poco, con la calle y con toda la vida que lleva en la espalda. Hoy lo encontré otra vez. Nos quedamos conversando, él con la cabeza en mis piernas y yo haciéndole cariño. Le dije que lo quiero. Me dijo que él también.

Conocer al Poeta ha sido descubrir que el mundo siempre va a escapar a mi comprensión. Que hay quienes lo tienen todo, y no son nada. Y hay quienes no tienen nada, y lo son todo.

Yo no sé qué hace el Poeta todo el día, ni me importa. No sé cuáles son sus peleas más grandes, ni las manchas de su historia. No le pregunto, tampoco. Con el Poeta, me permito sentir sin intentar comprender. Darnos unos segundos de cielo. Mirar desde la vereda cómo pasa el tiempo.

Lo mejor son los jueves en la noche.
Repartir comida es la excusa.
En realidad, no es más que el día fijo de visita a mis amigos.

miércoles, julio 05, 2006

fading like a flower

Soy un despojo humano.
Desde ayer, diecinueve horas de estudio seguidas.

Son las tres de la tarde, y ya dormí un ratito desde un poco antes que se fuera la Maida a dar el examen y hasta que me duché y me senté a tomar sopa y a leer sobre Michelle, pero eso no quita que me pese la noche en blanco, punto cúlmine después del amacener de hoy a partir del amuerzo de ayer, cuando empezamos a resumir la materia de clases internacional. Odio los exámenes orales.

Me da risa mientras escribo, paso por la etapa de cambiar las letras y me equivoco cuando tipeo así que me estoy demorando el doble en que las palabras se vean como deben para poder leerse después.

Tengo ganas de vestirme linda y salir a tomar café con alguien, a pesar de mi guata destrozada después de toda la cafeína de ayer. Se viene otra noche más. Vamos que se puede. Keep walking y todo eso.

Prendí un incienso de vainilla.
Tengo mucho, mucho sueño, y los ojos se me cierran solos de repente.
Escucho Roxette.
Quiero mil abrazos.

martes, julio 04, 2006

una canción que te enamore

Hoy pinté un Gokusupersayayin gigante con Randy y sus hermanas y sus primos.
Estudié un poquito de Información con la Maida.
Tuve clases de arte con las niñitas.
Le hice reiki a la Mili y se acaba de ir.

Son casi las once de la noche y yo escribo que tengo frío, aunque quizá no sea tan cierto, si no que es más verdad que quiero tener frío. Qué sé yo por qué. Y ganas de dos horas libres seguidas, por lo menos, para acostarme tapada hasta el cuello y con un chocolate caliente a ver The Wall. No, no la he visto. Y eso que me la recomendó uno de esos uruguayos de los que me enamoré un par de días hace dos veranos, el mismo que me dijo oye, Amélie es tu película, la que sí me compré y he repetido más o menos cinco veces sin aburrirme ninguna.

¿Aventuras a lo largo de mi vida? Pocas. Pero buenas.

Ese arquitecto del paseo del ombligo que se parecía a Nico Ferrari, por ejemplo. O la escena casi perfecta después de trabajos de invierno, en el carrete donde apareció Fabián y todo fue culpa de la canción de fondo porque yo sólo veía inocencia aunque obvio que me equivoqué.

Me falta un poco de eso. Me falta que me pase algo con alguien. No sentir que en el fondo nunca voy a ser capaz de quedarme para siempre. No saber que al final siempre me aburro aunque en principio todo parezca nuevo y mágico. Me falta que alguien me desordene el mundo, que me descoloque, que me diga oye, me da lo mismo tu opinión, yo quiero que te quedes conmigo porque sé que vamos a ser felices juntos. Deja de escaparte pendeja insoportable, y aprende a vivir de a dos.

Eso quiero.
Nada de romances dulces y lejanos y tiernos, porque no soy Hera y no me interesa vivir a la sombra de nadie.
Una historia que me mueva, que me recuerde que estoy viva.
Que Artemisa y Afrodita salgan de entre las sombras y ya no se pierdan más.

domingo, julio 02, 2006

little dreams

Recién termina el almuerzo familiar.
Tengo la ventana abierta y escucho Orishas.

Hoy mi prima me dijo que para mí todo era magia porque no entendía ni matemáticas ni ciencias, y entonces pienso en qué pasaría si lo entendiera y me gustara, y supiera por qué se caen las hojas en otoño (ayer quedaba una sola entre cinco árboles de Colón), o por qué se disuelven en agua las pastillas efervescentes, o cómo se graban las películas en un dvd o qué sé yo.

Quizá entonces sería más seria (más correcta, formal, adulta), dejaría de escribir autorreferentemente sobre las maravillas y las penas chiquititas de un mundo que no entiendo y que disfruto hasta decir basta, y me dedicaría a opinar sobre los presidentes y las guerras y todas esas cosas que pasan tan arriba y tan lejos.

Pero no.
Uno siempre escribe mejor de lo que sabe.
Y yo, de grandes temas, no sé absolutamente nada.

sábado, julio 01, 2006

mujer

Hoy, mi diosa es Oya.
Llegan los vientos de cambio.

El taller donde la Siri estuvo increíble. Ando media llorona eso sí, cerrando un par de ciclos, perdonando recuerdos, encontrando mensajes en todas las canciones y todos los textos. Claro que después de 'ella', de Bebé, y la carta del oráculo, me vine cantando mientras miraba cómo atardecía. La luna está preciosa, con un aro de luz brillantísimo. Por lo menos hasta hace media hora.

Mañana por fin no tengo nada que hacer. Sé que debiera empezar a estudiar Información. Filo. Ya habrá tiempo para eso.

Siento que en este proceso de encontrarme, me he perdido muchas veces. Pero también siento que estoy construyendo mi camino. Mirando adelante y a los ojos, y sin miedo. Siento que en días así los remezones son fuertes, para que de una vez no se me olvide nunca más quién soy.

Pelo suelto y celular en silencio.
Es momento de salir al bosque.

viernes, junio 30, 2006

dulce de alcayota

Si no tuviera tanto sueño, escribiría un post muy largo.
Hoy ya hace un mes que no encuentro al Poeta.

Apenas dos notas para estar de vacaciones, aunque no totalmente, siempre quedan los jueves de langar, lunes y martes de profesora, miércoles y viernes de adopta y sábados de taller, pero filo. Quiero el fin de semestre. Por favor.

Mi vida gira en torno a la línea divisoria entre el miedo al compromiso y el amor a la libertad. Me cuesta encontrar el límite. No sé en cuál de los lados estoy. Pero sé que no soy capaz de quedarme otra vez quietecita y calladita como corresponde a una niña buena. No tengo ganas. Quiero seguir sintiendo que estoy viva. Me encontré por fin y no quiero perderme de nuevo.

Anoche soñé con alguien que no conozco, pero que se llama Manuel y tiene un blog y a veces escribe sobre mí.
Desperté muerta de la risa.
Deber ser alguien muy simpático.

jueves, junio 29, 2006

todos juntos

Hoy fui a la casa de Randy.
Sus otras dos hermanas son muy buena onda.
Hicimos una tarea de matemáticas y vimos una teleserie mexicana.

Claro que, en la micro de vuelta, me dio toda la pena que no pude tener mientras tomábamos cocacola y comíamos galletitas, y lloré el camino casi completo a Parque Arauco, a juntarme con la Toña.

Pienso en mis amigos. En la gente que he conocido los jueves en la noche. Y aprieto fuerte la cruz que me regaló Cristian.

Me da rabia saber y mirar cómo hay personas tan increíbles que viven en un entorno que no las merece. Cómo se terminan perdiendo porque en la calle las drogas se los comen de a poco, porque en sus casas no los quieren ver, porque el mundo les da la espalda y nadie entiende que no se trata de regalar monedas, ni comida, ni ropa, sino de vivir en lo que corresponde, en justicia y dignidad, sin distinciones sociales ni de ningún tipo.

Es la impotencia.
Quiero una varita mágica para arreglar el mundo.
Y la quiero ahora.

miércoles, junio 28, 2006

corazón de tiza

Ayer me pinté un mechoncito de pelo fucsia y ya está casi desteñido.
Estoy comiendo mil emeiemes.

En la tarde me encontré con Cristian y la Josie en la esquina de la Posta y nos quedamos conversando de la vida un rato. Conocí al Nano y su polola, la Jocelyn, que está esperando guagüita de cinco meses y quería comer manzana. Lo pasé muy bien. Además, Cristian me regaló una cruz de madera preciosa que ahora llevo en la muñeca derecha.

Canción de la semana: la calle, de Orishas. Claro que creo que jamás me la voy a aprender, pero filo. Me encanta.

Nunca me había puesto mini con pantalones, hoy lo hice y fue bacán. También tomé café con vainilla. Comí sushi. Hablé con mi hermano. Fui a la casa de la Siri. Terminamos el trabajo de gráfica con la Celeste, quedó muy lindo. Salí sin parka y salté en las pozas de agua. Le saqué la lengua a un niñito. Coqueteé un poco con un ciclista. Me fui a pasear por el mundo mucho antes de que terminara la hora de Interactiva.

No tengo ganas de enamorarme, ni de encontrar a la persona perfecta para pasar las tardes de domingo. De momento, he vuelto a descubrir la paz máxima de la soledad. Me gusto. Y me gusta escuchar a Bebé cantando que el mundo es sólo para mí.

Mil ganas de subirme a un bus y partir a Viña a ver el mar.
Se acabaron los emeimes.
A ver si termino a Vargas Llosa antes de dormir.

lunes, junio 26, 2006

ojos de papel

Tarde de tejido.
Media frazada de cuadraditos lista.
Aniversario de seis años con mi mejor amigo.

Tengo dos hermanos nuevos, que se llaman Randy y Pato. Los conocí el viernes a las tres de la tarde en su escuela, al fin presentaciones formales del adopta. Son bacanes. Jugamos fútbol y corrimos y los llevé a caballito un rato.

Todo esto después de una reunión de trabajo que ojalá resulte, en una empresa de propiedades donde dejé curriculum en marzo y pensé que nunca me iban a llamar. Otra entrevista esta semana, donde mismo. Sería entretenido vender casas.

Viernes en la noche, carrete donde la Toña. Hice manjar. Ayer me quedé en cama todo el día, vi películas y leí a Vargas Llosa. Demasiado frío para levantarme.

Hoy vinieron la Hari y la Evelyn. Lo pasé bien. Leímos el tarot y conversamos de la vida. La Evelyn compró queque y galletitas. A la hora de almuerzo, salió Pedro hablando en la tele. También, de lejos, varias personas que conozco en la Posta. Grité de la emoción todo el rato. Se veían guapos mis chiquis.

Me duele un poco el hombro izquierdo.
Hace una semana ando siempre con el pelo suelto.
Bajé muchas canciones de Orishas.

jueves, junio 22, 2006

tan real como la vida

Hoy caminé desde la estación Mapocho hasta Salvador.

Paseé por la Vega, fui a Starbucks y busqué al Poeta sin encontrarlo, así que le dejé una notita colgada en la reja, atrás de un poema suyo que encontré en el suelo.

Mi ahorro de ciento veinte pesos (y del horrible viaje en metro) se convirtió en una bolsa de nueces muy ricas, que comí sin compartir mirando los árboles del Parque Forestal, mientras cantaba 'esta soy yo' a gritos.

En el intertanto, me di cuenta que toda mi etapa de vaivenes emocionales se relacionó directamente con haber abandonado los libros y la escritura en general, descontando el blog, claro. Así es que ahora, congelándome con un guatero en las rodillas, tengo a Vargas Llosa a medio leer encima de mi cama y el cuadernito de taller lleno de comienzos de cuentos.

Mientras esperaba a Marcos, me senté a cantar en ese árbol gigante que tiene flores pintadas y que me fascina porque es muy cómodo. Me acosté en el pasto a mirar el cielo que estaba precioso, y descubrí que si camino arrastrando los pies en el maicillo es como si estuviera sin zapatos. Todo eso en dieciocho minutos y un poco más, porque llegué temprano.

Excelente día.
En la esquina de mi casa, vi la primera estrella.
No tuve ningún deseo que pedirle.

martes, junio 20, 2006

brazos de sol

Olor a humo.
Falda con tierra.
Pelo suelto y un poco ondulado.

Hace veinte minutos terminé de quemar muchas fotos antiguas y un par de papeles que no quería ver más. Canciones de fondo elegidas, Foolish Games y una triste de Amélie mientras miraba las cenizas en el agua sucia del parque San Borja.

Me hizo bien. Siempre me hace bien materializar las decisiones. Dejar de actuar como Hera y comenzar a vivir mi Artemisa.

Ayer, al cine. Hierro3. Sola. Hace tiempo no me pasaba la tarde en una sala casi vacía disfrutando la libertad máxima de nadie al lado comentando nada. La película es una obra de arte. Me encantó la magia de la línea divisoria que no existe entre la realidad y la fantasía.

Estoy tranquila, contenta, con un poco de hambre aunque acabo de comer mucho chocolate, de polera blanca manga tres cuartos, frente al trabajo de Interactiva apenas comenzado, muerta de ganas de un café caliente leyendo a Vargas Llosa abajo de mil frazadas.

Y disfrutando eternamente mi soledad divina en la Tierra.

lunes, junio 19, 2006

catch me when i fall

Tarde de primas y noche de mujeres.

Dos segundos para sentarme frente al computador a escribir que me encanta estar con mis amigas y sacarnos millones de fotos y reírnos demasiado fuerte para ser las doce de la noche mientras jugamos verdad o consecuencia con preguntas que se repiten desde que teníamos trece.

La Fran siempre fuma colgada de mi ventana. Trabaja en Starbucks, se hizo extensiones [agradece a la persona muerta por su pelo], compra carteras caras y usa ropa top. Le gusta la música media alternativa y su sueño es aprender a hacer argollas con el humo. Da risa cuando se ríe. Cuenta sus historias de infancia con ruidos, como la repisa que alguna vez hizo plaf. Es libra y se le nota.

La Toña es la primera en quedarse dormida cuando vemos películas. Encuentra que los Belmont tienen olor a marihuana y su vida está llena de frases célebres del tipo "me siento observada cuando me miran". Llama a su papá para que mate los bichos, aunque de repente desafía a las arañas mirándolas fijo. Pone las mejores caras de sex symbol para las fotos. Es capricornio, y también se le nota.

La Fran y la Toña no son invitadas. Saben dónde se guardan las cosas en mi cocina, pueden quedarse durmiendo si yo tengo clases temprano, saben a quiénes he besado y cuándo.

Con la Fran y la Toña, los momentos compartidos son tantos que con una palabra se recuerda toda una historia. Hay canciones a gritos, fiestas malas [y buenas], peleas a muerte con su respectivas reconciliaciones, noches de llanto y risas y confesiones en Algarrobo, ese paseo en bicicleta en que terminamos perdidas para variar, los momentos depresivos de Paolo Meneguzzi y bailes con Backstreet Boys.

Noche de cámara digital y poses.
Frazadas en el suelo.
A esta hora, despeinada, sin aros, cantando.

sábado, junio 17, 2006

unicornio azul

Restauración del alma femenina.
Así se llama el taller que empecé hoy.

A las once de la mañana llegué a la casa de la Siri. Claro que muerta de sueño porque anoche se nos ocurrió ir a bailar y a ver a René y recién estuve de vuelta en mi cama a las seis y media. Filo. Hace mucho que no carretiaba, y Kamikaze estuvo muy bien. Objetivamente.

La primera sesión del taller se trató de reconocer a las diosas que predominan en cada una. También hicimos pan amasado, y contamos historias. Aprendí montones. De repente, fue obvio el fracaso constante de mi vida amorosa. Es imposible mantener una relación donde no actúo de acuerdo a mi esencia. Y tiendo a hacerlo, aunque nunca me había dado cuenta.

¿Amé a Claudio? No lo dudo. Pero no desde mí, sino desde quien yo pensaba que él quería que yo fuera. Desde esa mujer sumisa y dócil y buena a la que le gustaba ordenar la casa y lavar los platos. Sin el mundo propio que tanto disfruto.

Me pasa, cuando me gusta alguien, que se me olvida cuánto me gusto yo. Y antepongo sus intereses, sus sueños, y me entrego, claro, pero me pierdo en el camino. Y esa entrega no vale nada.

De vuelta a mi casa, me acosté un ratito en un banco de madera verde a mirar el cielo. Lloré y me reí y canté caminando por el parque mucho rato.

Me senté en el pasto húmedo y verde oscuro.
Al frente, autos y micros, un árbol gigante.
Y el atardecer naranjo de Santiago casi a las seis de la tarde.

viernes, junio 16, 2006

ojos de cielo

Toalla en la cabeza.
Sin calcetines ni zapatos.
Un poco de frío.

Ayer, Pedro me preguntó por qué me gustaba ir al langar. Pregunta retórica, claro, porque no me hubiera escuchado aunque le hubiera respondido.

Y, la verdad, no se trata de que los jueves en la noche me hagan sentir una buena persona, ni valorar mi cama y mi casa, aunque las primeras dos visitas hayan tenido ese efecto obvio y medio cliché.

Se trata de que, en los puentes, en la Posta, con Lucho, Cristopher, la Ely, Paul, el tío Mario, Pedro, la Nati, la Juanita, Darwin, el Poeta, la Josy y cada persona que voy conociendo, aprendo algo nuevo.

Se trata de la admiración que siento cada vez que escucho la sabiduría máxima en las frases más simples, en lo cotidiano, en descubrir quiénes somos, cada uno, y vivir de acuerdo a eso.

Se trata de la felicidad y la certeza de no necesitar nada más cuando estoy sentada conversando o cantando RBD, o escuchando pedacitos de historias de amor, porque siento que con personas que han vivido mucho, no tengo nada que entregar y sólo me queda ser.

No me siento salvadora del mundo.
Más bien, soy lo más pequeñito entre la inmensidad.

miércoles, junio 14, 2006

sobran los motivos

Tranquila.
Acabo de borrar muchas fotos de mi computador.

En la mañana tuve la prueba de Información que me dejó encerrada casi todo el fin de semana y me fue mal. Moraleja aprendida, nunca más estudio porque siempre me preguntan lo que no sé. Después fuimos con la Dani a Rosas, compré maripositas para pegarle a un polerón. Última prueba de noticias y mucho rato conversando con la Siri antes de venir a mi casa.

Ahora, pijama y películas. Eso quiero. El tecito que me acaba de traer la Roci y la tarde soñando despierta y dormida, porque anoche puse un guatero antes de acostarme y cuando desperté (a estudiar, obvio, loca obsesiva por primera vez en cuatro años) todavía estaba el agua caliente. Tengo mucho sueño y una nueva canción que me encanta.

Ayer estaba triste y fui a ver si encontraba al Poeta.
Por ahí andaba.
La magia máxima de hacer lo que uno quiere.

lunes, junio 12, 2006

bittersweet symphony

La soledad más absoluta.
Ésa de cuando ya no quedan ni excusas para pensar en alguien.

Moño mal hecho y los pies congelados, incluso adentro de los calcetines de lana que me compré en Calbuco. El corazón latiendo rápido. Un poquito mareada y dolor de garganta cuando trago. Cero hambre. Los ojos que se me cierran sin sueño. Y me dan ganas de tomar todo lo que no he tomado en veintiún años, de carretiar para siempre, de olvidarme y bailar y besar a cualquiera y vivir la aventura de mi vida aunque no sienta nada.

Yo, cayendo al vacío.
Otra vez.
No me pienso levantar hoy.

sábado, junio 10, 2006

dulce locura

Día de cartas.
Y de buenos encuentros.

Ayer, en el langar, conocí a una niña muy simpática. Tiene quince años y hoy nos juntamos a una lectura de tarot frente al Santa Isabel que queda cerca de la Posta.

Cada vez me sorprende un poquito más todo lo que uno puede aprender de las personas que han vivido mucho. Y me doy cuenta de que yo no he vivido nada.

Vengo llegando de otra lectura, en Starbucks, con un amigo de la Dani que se llama Sebastián. Un amor. Me reí mil horas y cantamos Frank Sinatra fuerte de vuelta a mi casa.

Hoy, pelo suelto, mil sonrisas, música antigua, hojas cayendo perfecto, almuerzo donde la Javi y quince minutos con la Siri, micros rápidas y vacías, frío pero no tanto, sueño, certezas, celular prendido, mariposas en todas partes, los dos manqueques de chocolate que me regaló ayer el Poeta y escalofríos de buenos presagios.

Contenta.
Muy.
Voy a estudiar Información.

jueves, junio 08, 2006

viejo cuento

Una taza grande de té tibio.
Dos sopaipillas en la estufa.
Escribo en pijama celeste.

No tenía ganas de volver a mi casa después de entrevistar al doctor, así que me quedé paseando por Providencia un ratito que terminó convirtiéndose en un par de horas, claro que me senté en un banco a cantar y tejer la bufanda del Poeta mientras miraba pasar los autos.

Después, la Toña me invitó un chocolate caliente y un donut mientras me leía el eneagrama.

Jai Satya Kaur. La princesa que se atreve a que la verdad prevalezca, y el don de eliminar la oscuridad, tanto en mi vida como en la de otros. Así me llamo ahora.

Llevo casi una semana de oscilación constante entre la felicidad máxima y la melancolía eterna.
Sueño mucho y duermo poco.
Hace frío.

domingo, junio 04, 2006

corazón irreversible

Soy,
solamente,
un montón de recuerdos encerrados en un cuerpo envuelto en parka y pantys y minifalda y zapatillas,
queriendo dormir,
(y no)
a las tres de la mañana de un domingo sin compromisos,
ni compañía.
Uñas pintadas y un poco de frío,
música triste, sonrisa eterna
(ante la certeza y la voluntad y la fe).
Soy,
solamente,
la nostalgia absurda con ojos que brillan en una pieza llena de papeles.
Fotos recortadas, silencios incompletos, sueños reales,
saltos al vacío (y golpes),
ganas de volar alto,
de perderme en el infinito para siempre.
El pelo suelto, un anillo de mariposa, pulseras que cantan y la frente apoyada (a veces), en las manos grandes.
Soy,
solamente,
la búsqueda constante del camino perfecto,
un par de lágrimas saladas,
una caja de cartas (y cuadernos) escondida en el clóset,
los secretos compartidos en las noches más oscuras.
Palabras nunca dichas
y un corazón que late rápido
con los ojos cerrados.

martes, mayo 30, 2006

momento histórico

La Católica está en PARO.

Lo que, lejos, más rescato de todas las movilizaciones que han tenido durante el último mes los escolares, es que ha permitido la apertura de discusión y diálogo en espacios en que generalmente no se dan. Y eso aunque, considero, ése es uno de los principales roles de la Universidad. Filo, hace treinta años que la UC no adhería a nada. Y, a pesar de que se insista en hacer clases en periodismo, contra la decisión de los estudiantes, sigo orgullosa a mi Escuela y apoyo toda la causa secundaria a favor de una educación digna y justa.

He dicho.

lunes, mayo 29, 2006

agradecida

Excelente fin de semana.

El viernes partimos a Viña con mi mamá y la Chica, al cumpleaños de Carlos y la Jajasry. Aunque debí haber vuelto con ellas el sábado en la mañana, para ir a la capacitación del adopta, me quedé hasta hoy y llegué hace dos horas a mi casa.

Pasamos los días en la más absoluta paz. El sábado nos hicimos sandwichs que comimos mirando en mar en uno de esos puentecitos de la Avenida Perú, después de una clase de Kundalini con todos los niños. En la noche fueron la Siri y toda su familia a visitarnos y estuvo precioso.

Hoy, en pijama hasta las seis de la tarde. Tomamos sopa de verduras y comimos papas fritas. En la mañana, vimos "Mi vida sin mí".

Fue un fin de semana de tarot y de reiki (¡¡recién iniciada el viernes!!), de prasadam y panjavis, de mucha vida devocional, que es lejos la vida que más disfruto, aun sin ponerle nombre a Dios. Pude pasar tiempo sola arriba de un cerro, y viajar de noche escuchando música. En el camino de vuelta, escribí mi nombre en el vidrio mojado.

Tengo exactamente dieciséis pesos en mi billetera.
Si no me hubieran cobrado estudiante, no hubiera podido llegar a mi casa.
Y es lo mejor sentir que no necesito nada.

miércoles, mayo 24, 2006

oxidado carrusel

Igual lloré un poquito hoy.

Es que iba en la micro camino a la casa de la Siri, último asiento del lado izquierdo, ventana abierta con llovizna y el mp3 que me prestó el Mono lo más fuerte posible, y me dio pena. Todo. Las semanas de Langar, las personas que viven en la calle, el cumpleaños de Claudio, la soledad más absoluta y por otra parte las certezas, la necesidad ahora de ponerme de pie y pelear sin descanso, y a veces tengo tantas, tantas ganas de olvidarme de todo, de cerrar los ojos, de dormir tapada hasta el cuello y quedarme tomando café y viendo películas abrazada a alguien que no se quiera ir.

Estoy un poco cansada, eso es todo.
La vida no piensa darme pausas.

Suspiro y escucho Alelí un millón de veces.

martes, mayo 23, 2006

ek ong kar

Soy Sikh.

Eso fue lo que sentí el domingo, cuando fuimos al Gurdwaras y me puse turbante por primera vez. La emoción máxima.

Claro, no quiere decir que no crea en todo lo que creo. No quiere decir que saldrán Krishna y Jesús de mi pared, o que dejaré de rezarle a las Diosas. Al revés. Quiere decir que todo lo que creo se inscribe en una fe cuyo camino es la verdad.

Y eso.

Obvio que estoy lejísimos de vivir en consecuencia. Ni siquiera he llegado a ser vegetariana todavía. Pero es algo que siento profundamente y que me da un sentido y un camino.

Hoy, reunión del adopta, partimos la próxima semana y me encanta mi grupo.
Mañana, última nota de taller.
Sé que este invierno no tendré tanto frío.

sábado, mayo 20, 2006

to be confident

Yo soy quien soy.

Si algo aprendí esta semana, cumpleaños de Claudio incluido, es que, antes de respetar a alguien más, tengo que respetarme a mí. Y hoy, cuando me encontré de frente con mi padre en una tocata del colegio de mi prima, fui capaz de decir lo que de verdad sentía, de estar enojada no sólo en mi mente sino en actos y palabras. Y fui con la verdad, a la cara, sin dudas.

Siento que ya no es tiempo de cuestionarme. O asumo mi camino en la luz, o me quedo para siempre en este gris intermedio.

Tuve reunión con la gente del adopta, fue muy piola. Me quedé en pijama hasta las cuatro de la tarde y canté mucho con el mp3 de la Chica mientras caminaba hacia el metro.

Fue un buen día.
Después de un año entero, comprendo lo que me enseñó la Siri.
De hoy en adelante, cuando corresponda, sacar espada y cortar cabezas.

miércoles, mayo 17, 2006

almost sleeping beauty

Siempre quise tener los ojos azules.
O verdes.

Acabo de salir de una prueba de Información y creo que me fue bien. Ojalá, aunque puse que el Acuerdo Nacional era de la UDI cuando en realidad lo hizo la Concertación. Pero filo. Detalles. Ayer en la tarde fuimos a trotar con la Mili y ahora me duelen las piernas. Cero estado físico, aunque definitivamente mejor que cuando hacía gimnasia en el colegio. Trotamos un kilómetro y medio y vamos a salir tres veces a la semana.

Tengo mucho sueño y me tomé recién una sopa de espárragos. En la noche, a celebrar el cumpleaños de Claudio. Me invitó él. Igual estoy un poco nerviosa.

Escucho Amaral y RBD. Sé que todas las personas media intelectuales y cultas odian mi música, pero yo la amo.

Mañana, mi último taller prensa.
Necesito un 1.
Vamos que se puede.

lunes, mayo 15, 2006

infiel

Poquísima inspiración.
No tengo idea por qué.

Anoche fui al recital de La Oreja de Van Gogh, con la Chica y la Coki. Amé las canciones nuevas. Llamé a Claudio en la mitad, para que escuchara "20 de enero". Hace dos años, el día en que nos conocimos. No sé si cachó. Después comí pizza con Jose en su casa y le leí el tarot, y más tarde fuimos con la Fran y la Toña al cumpleaños de la Raquel.

Ahí me encontré con Andrés.

Andrés fue, durante mucho, mi gran historia de amor. Es que yo pololeaba con su hermano, y nuestra relación de mejores amigos pasó a un poco más la mañana que nos dimos un beso por primera vez. Yo tenía quince recién cumplidos. Él, catorce hasta una semana más. Caminábamos cerca de mi casa. Y pasó. El beso más mágico, y más lindo, y más dulce de la vida.

Obvio que fue totalmente secreto. Obvio que se repitió mil veces. Obvio que terminé con su hermano, y con él, cuando comprendí que estaba haciendo las cosas mal.

Durante tres años, si es que no más, nos fuimos y volvimos siempre. Y yo buscaba excusas y le pedía que me enseñara matemáticas, y él venía y nos pasábamos las tardes conversando de cualquier cosa y nunca con silencios incómodos ni verdades a medias.

Andrés era, sobre todo, mi mejor amigo.
Fue loquísimo encontrarlo anoche y darme cuenta que pueden pasar mil años y va a ser mirarlo a los ojos y olvidarme del mundo. Que no hay que explicar nada, porque sabemos de memoria quiénes somos, y es sólo actualizar contextos.

De romance, nada, él tiene novia y yo ando media enamorada de la vida.
Pero de amigos, de los mejores amigos que fuimos, todo.
Y eso me hace la mujer más feliz del mundo.

jueves, mayo 11, 2006

canción para mañana

Nunca me habían posteado tantas personas.
Todo un suceso que me hace muy feliz.

Es que fue una semana compleja. Claudio estaba enfermo y fui a su casa a llevarle un remedio. Al final, me pasé el día con él. Y el siguiente. Ya ayer no, pero hoy lo veo otra vez porque tenemos Langar juntos, es jueves. Nos toca compartir comida.

Y no es que me guste. Creo. Ni que lo eche tanto de menos, o que me pase las noches despierta, aunque eso igual un poco. Es la nostalgia. De domingos por llover, cantó un estudiante con guitarra dos veces, mientras iba camino allá y después de nuevo, en la micro de vuelta.

Además, la impotencia contra todo me está matando.
No sé por qué no tengo una varita mágica para arreglar el mundo.

lunes, mayo 08, 2006

ignorante

No sé si quiero seguir escribiendo mi blog.

Hay tantas cosas que no sé.

sábado, mayo 06, 2006

este crucigrama

Tengo los ojos cuadrados.
Acabamos de pasar todo el día con la Celeste y Francisco haciendo el diario para Taller y quedó bellísimo.

El martes operaron a la Toña de apendicitis. Me dio toda la pena del mundo cuando iba entrando a pabellón porque me cargan las clínicas y como mi imaginación no me deja en paz, menos en esos casos, ya había visto mi vida en adelante sin mi mejor amiga por una alergia a la anestesia o qué sé yo.

Pero salió todo bien después de un rosario y un par de horas conversando con los tíos en la pieza doscientos treinta en pediatría. De hecho, la dieron de alta el miércoles y yo le hice unos dibujos de ella saltando la cuerda sin apéndice, obras de arte, obvio.

Anoche, otra vez a compartir comida.
El poeta me regaló un lápiz, Lucho un dibujo y Cristopher un collar.
Soy la mujer más feliz del mundo.

lunes, mayo 01, 2006

girl's nights

Fin de semana de mujeres.

El sábado nos juntamos con la Fran y la Toña a jugar verdad o consecuencia y a improvisar canciones con una guitarra desafinada. Y ayer, con la Tere y la Toña a celebrar el cumpleaños de la Tere con unos pastelitos y el baile de amo a Laura pero esperaré hasta el matrimonio.

Fue perfecto.

Lo que más me gusta de carretiar sola con mis amigas es que ha pasado tanto tiempo, y tantas cosas, que no es necesario explicar nada. Que podemos pasarnos la mañana en la cama de los tíos viendo películas viejas y almorzar cualquier cosa a las cinco de la tarde, y cantar fuerte en pijama.

La Toña, la Tere y la Fran son el mejor legado de mi colegio.
Viajes perdiendo el selfcontrol.
Y una botella de Baileys vacía.

viernes, abril 28, 2006

otro bolero más

No fue sólo repartir comida.

No fue sólo que mi día horrible se arregló apenas entré a la casa de la Siri a pelar papas y rallar zanahorias. Tampoco que por un ratito dejé de sentir esa presión absurda en el pecho, culpa del recuerdo de una historia que no llegó jamás a todo lo que pudo ser y que quizá no deje nunca de hacerme repetir esta lista de canciones. Ni que encontré al lado del puente a Luchito, al Negro, al que cantaba en Rojo como Sergio Dalma y que sigue viviendo donde mismo, con una tele chiquitita al lado de su cama tapada con cajas de cartón.

Fue, además, que mi vida entera tuvo sentido y razón de ser cuando Miguel me dijo que Dios le había mandado un angelito. Que el poeta Guillermo entró a un curso de teatro y pintura. Que la guitarra que tocó Lucho nos hizo bailar y cantar fuerte, y dejó de hacer frío y hasta el agua del Mapocho empezó a reírse.

Fue que, por tres horas, dejé de ser mi centro.
Fue que me acordé de la cara de Cristo.
Fue la certeza de que lo tengo todo.
Fue saber que también está en mis manos.
Que el mundo puede, y debe, cambiar.

jueves, abril 27, 2006

pensar en voz alta

Ahora entiendo a Clark Kent.
La frase más célebre de Sombra en nuestro encuentro de café y tarot.
Y eso que hubo varias.

Es que durante una hora y media fue hablarlo todo, contarnos todo, matarnos de la risa y convertir un conocernos en esas típicas reuniones de amigas que no se han visto en años y no se cansan de ponerse al día.

Lo pasé muy bien.

Profundizamos en sus romances de teleserie, tomamos mocha blanco con almendras en un dos por uno que pagó ella [gracias otra vez], y estuvimos viendo las cartas y enterándonos de la vida y encontrando canciones perfectas mientras Sombra manejaba un auto azul y me traía de vuelta a mi casa.

Nos gustan las mismas películas y somos las dos medias obsesivas. Nos enamoramos de los mismos narcisistas enfermos que nos hacen llorar. Alucinamos con la banda sonora de Garden State, y eso que yo creía que nadie más la había visto.

Es un encanto de persona.
Ya ni encuentro tan freak conocer gente por internet.
Tengo una amiga nueva que escribe sin faltas de ortografía.

miércoles, abril 26, 2006

no man's woman

Once votos contra nueve.
Perdimos el debate de Información.

Como recompensa por las horas de sueño entregadas a las comisiones de Bachelet, me tomé la mañana libre y paseé por el centro. Pensaba ir al cine pero la película se atrasó y me dio lata esperar, así es que en vez de eso caminé hasta la Plaza de Armas y compré tres libros en oferta. Excelente.

Sigue haciendo calor y lo que más quiero en la vida es un poco de lluvia.

Claudio me dijo una vez, cuando todavía hablábamos y yo pensaba que podía ser el gran y único amor de mi vida, que si dudo antes de hacer algo, entonces no es mi camino. Porque la dualidad no se produce cuando se vive en consecuencia.

No sé. Tiene razón, supongo. Me paso el día imaginando escenarios perfectos, es verdad, pero de todas formas siempre hay algo que hace que se pierda la magia y ya no quiera nada. Hasta en mi imaginación.

Soñé que tenía que jugar en un partido de fútbol.
Desde el lunes, soy toda una profesora y me encanta.
Voy a salir a leer al sol.