lunes, julio 31, 2006

ya lo sabemos

No quiero entrar a clases.
No quiero tener taller, ni estudiar economía, ni levantarme temprano los jueves.

Me gustaría vivir para siempre en este estado medio flotando, entre Starbucks, Franco y todo en lo que me encanta usar mi tiempo. No tengo ganas de cumplir horarios, fechas, trabajos, entregas finales, exámenes, asistencia. Preferiría irme a la playa a mirar el mar con mi novio, domir hasta tarde, ver todos los millones de películas que nos faltan.

No sé si quiero ser periodista, aunque a veces es tan claro que sí. Pero viene la práctica, reportear cualquier cosa, y cumplir mandados. Obvio que voy a terminar mi carrera. De ahí en adelante, no tengo idea.

Hoy estuve con Juan Andrés. Fue raro encontrarlo. Hablamos más que durante todo el tiempo que nos conocimos, y me di cuenta que es una linda persona. Después de Starbucks, pasé a buscar a Franco. Vinimos a mi casa, se fue temprano y ya quiero verlo otra vez.

Labios partidos, pelo suelto, colet rosado en la mano izquierda dedo anular, ojos serios pero brillando o por lo menos eso siento, un poco de sueño y mucho frío, calcetines a rayas, zapatillas negras, audífonos rosados que me regaló el lindo de mi novio, teléfono blanco y mi cama llena de libros.

Perdí el celular en el bus a Viña.
Ayer vimos Broken Flowers y me encantó.
Quiero soñar con Franco.

sábado, julio 29, 2006

let me go

Ya no me siento en mi casa.
Es tiempo de partir.

Supongo que Franco tiene razón y todo puede cambiar, pero sólo hasta cierto punto. La manera de pensar de las personas tiene sus propios límites autoimpuestos. Cada uno cree lo que quiere creer, excepto quienes vibran en una sintonía superior y pueden ver las cosas como son. Porque las cosas son de alguna forma, en sí mismas. No es el caso.

Supongo que nunca llegaré a entenderme con mi mamá. La amo con todo mi corazón, pero ella vive con mucho miedo. Y yo no soy así. Mi esencia es creer, amar, entregarme. Y si ahora el universo me regaló la oportunidad de vivir la historia más linda, independiente de cómo vaya a terminar o cuándo, qué me importa, no entiendo por qué ese afán de sujetarme tan fuerte, de tenerme un poco amarrada para que no vuele tan alto como puedo. Y como quiero.

Necesito salir de esta casa, porque acá nunca podré ser plenamente yo. Porque acá ronda esa pena eterna, esos fantasmas, esas cicatrices que a veces queman. Acá nada es sin un pero. Nada existe, simplemente. Acá, en esta casa, se respira profundo el desencanto de la vida.

Sé que no es mi lugar. Que no pertenezco. Lo supe un poco mientras estábamos con Franco en Viña y me di cuenta que podría haberme quedado allá, con él, sin un poquito de nostalgia. Lo supe más cuando a las ocho de la mañana entré hoy a mi pieza y todos pensaban que estaba muerta porque me demoré en volver. Peor todavía, porque no tenía interés en llegar.

Ayer fue el cumpleaños de mi novio.
Amo a ese pendejo. A su lado, me siento en la paz más absoluta.
Voy a ver qué me dice el tarot.

miércoles, julio 26, 2006

moriría por vos

Soy un montón de suspiros.
Franco se acaba de ir.
Mientras escribo, me como un plato de cereales.

Radha cumplió siete años hoy, en el día sin tiempo, y yo recuerdo perfecto cuando nació en ese hospital de Valparaíso, una hora encerrada rezando rosarios porque venía medio enrollado en el cordón umbilical. Es un niño precioso. Agradece todo y su vida devocional es máxima. Tiene la conciencia que yo sueño con alcanzar.

Viña estuvo lindo. Sobre todo el cielo lleno de colores justo antes de que se pusiera a llover, y el mar corriendo mientras con los niños nos acercábamos a las rocas a gritarle saludos. Me vine en bus, sola, y me acordé de cuánto y por qué me gusta. A pesar de que se me sentó alguien al lado justo antes de partir. Filo. Le regalé un bigtime y parece que nunca le habían regalado nada porque me miró mucho mientras lo abría. No hablamos, por suerte, no tenía ganas de hablar. Amo el silencio.

Fueron cinco horas y media con Franco que se disolvieron en el aire. No sé qué hace, ni cómo, pero con él vivo en la hipnosis más absoluta, desconectada del resto del mundo, y se me olvida que hay algo más que nosotros. Me encanta. Me fascina. Me dan ganas de quedarme para siempre abrazada mirando el techo blanco donde debería haber estrellas. Siento como si todo lo que he construido en veintiún años, ahora recién tiene razón de ser. No es por él, ni para él. Es con él. De a dos. Algo que nunca había vivido, y que agradezco al universo y a Afrodita y a todos los maestros que tuvieron algo que ver.

Tomé aperitivo con el tata y el tío Pato.
Comimos After Eight.
Me voy a poner pijama.

lunes, julio 24, 2006

better off

Mañana me voy a Viña.
Me acabo de despedir de Franco y ya lo echo de menos.

En la tarde, mientras hablaba con la Montse acerca de las carreras enfocadas al servicio, me pasó algo. Me di cuenta que sólo llegaré a ser periodista si logro encontrar ese punto donde mi profesión se junta con la realidad. Porque al final es fácil estar en los grandes eventos. La presidenta y los ministros y los candidatos y los choques y los asesinos, pero qué pasa con todos los días.

Quién cuenta la historia del Poeta, por ejemplo. Quién describe ese olor que marea y hace que pique la garganta, perfume de los niños inhalando en el puente. Quién se atreve a mostrar, no desde lo que vende, no desde los asaltos o lo inseguro que es caminar por el centro en Santiago, sino desde las casas de donde ellos salieron porque la calle dolía menos, y venderse quizá es mejor que entregar el cuerpo gratis.

Contar historias no implica protagonistas llorando en pantalla, ni recreaciones burdas. Contar historias es ir un poco más allá y llevar grabado en los ojos lo que se ha visto alguna vez. Es acortar distancias ficticias y acercar realidades comunes.

En la casa de Franco hicimos panqueques. Compramos Mantecol y chocolate y fue una noche dulce, aunque en algún momento me dio un poquito de pena, motivos aparte y referentes a mi manera de enfrentar la vida. El tiempo que paso con él siempre se hace poco, y las ganas de viajar juntos hacen que quiera que ya sea después. Me fascinan sus besos, y esa manera mágica de decir las cosas. Amo saber que no quiero esconderle nada, que somos quienes somos y no se necesitan más explicaciones.

Franco me hace feliz.
Eso es todo.

domingo, julio 23, 2006

this love

Me acabo de comer una manzana verde.
La estrella que me dibujé en la mano izquierda ya se borró casi entera.

Llegué hace una hora del cumpleaños de la Dani y estuvo bien. Me encantó que tantas personas cerraran la tienda con nosotros para que saliéramos más temprano. A veces, Starbucks tiene un poco de eso. Y le da sentido a todo lo demás.

Me gusta cuando me dicen que me veo linda, y bailar canciones viejas. Me gusta abrazar a Franco (se llama Franco, a todo esto) y sentir que así me podría pasar la vida y no sería suficiente. Me gusta saber que, justo antes de tener un poquito de miedo, puedo cerrar los ojos y lanzarme al vacío, y darme cuenta que no me importa que algún día el golpe sea fuerte, porque ahora estoy volando mucho más alto que nunca antes. Me gusta mi pelo suelto y mi ego en paz. Me gusta cuando él me mira fijo y yo no sé qué decir, porque sé que lo mejor es no decir nada.

El soundtrack del momento es 'por ti'.
Y cito que a estas alturas, qué más nos da arriesgar el corazón.
Voy a leer a Borges antes de dormir.

miércoles, julio 19, 2006

por ti

Soñé que posteaba sin escribir nada y me dejaban muchos comentarios.
Igual fue un sueño medio freak.

Durante mucho, mucho tiempo, me pregunté cómo sería no estar sola. Incluso mientras pololeaba, antes, cuando chica, y después, ya los dos años y medio que viví por alguien más. Hasta hace poco, de hecho, porque en mi cuaderno hace un mes me estaba muriendo de pena.

Pero hoy no.

Hoy sé que no estar sola es saber que si yo quiero correr, él va a correr conmigo. Que si nos caemos en el intento, no cuesta nada esperar un poco y levantarse de nuevo. Que si él se esconde, no voy a dudar en buscarlo hasta que aparezca.

Es que esta vez, no estoy jugando a querer. No hay mentiras, ni ilusiones, ni caprichos. No hay más castillos en el aire que los que construimos juntos. No hay miedo. Al revés. Podría lanzarme al vacío, segura de que él estaría para recibirme.

Es como si de repente todo tuviera sentido.

Y me doy cuenta que el camino ha sido largo, que quizá a veces lloré mucho y no entendí nada, que el registro de mis seis cuadernos se convierte en testimonio. Que yo, la de entonces, ya no soy la misma, le copio a don Pablo, y que hoy no necesito excusas para ser. Soy, simplemente. Y es la magia máxima del regalo más grande que me ha dado el universo.

Me equivoco cuando hago los cafés y me ando tropezando con todo el mundo.
Nunca había tenido tan poca hambre y tanta risa.
Ahora, me levanto para ir a trabajar.

martes, julio 18, 2006

apareces tú

No me concentro en nada.
Estoy flotando.
Soy como una mariposa, o algo así.

Hoy me perdí camino al Apumanque, y eso que no estaba a más de cinco cuadras. Llegué allá a amarrarme el pelo a ver si recuperaba la cordura, pero no. Recorrí mil veces las mismas tiendas sin entrar a ninguna hasta que me acordé de que quería comprar un regalo para mi mamá y mi hermana. Me subí a la micro de vuelta a mi casa cantando y me bajé corriendo. Me río sola y eso que ni siquiera pienso cosas divertidas, porque simplemente no pienso.

Ese hombre estupendo que me encanta me invitó al cine y me regaló chocolates y fuimos a su casa y caminamos de la mano por todas partes y no sé por qué tengo esa sensación (esta sensación) de calma absoluta en medio de la euforia, sin necesidad de preguntarme por un mañana ni por hoy ni por nunca, porque estoy viviendo desde mí y con eso me basta.

Llevo tres horas tratando de escribir.
Las palabras se me escapan y no me alcanzan y no me importa.
Soy una mujer absolutamente feliz.

lunes, julio 17, 2006

blue eyes

Me muero de sueño.
No puedo ir a acostarme sin escribir un poco.

Anoche, carrete Starbucks. Lo pasé bien, aunque siempre me molesta cuando el olor a marihuana desde alguna pieza llega demasiado fuerte al living. Aparte de eso, fue muy piola. Comí chocolate y tomé cocacola en un vaso compartido con la Pili. No dejo de pensar que mis amigos a los quince eran más maduros para hablar de sexo que algunos hombres mayores de veinte. Filo.

Ayer un cliente me dijo que mi sonrisa conquistaba. Yo me puse roja, obvio, y me reí más porque lo encontré divertido y parece que él también porque también se rió.

Ando medio en las nubes, ¿será así andar en las nubes, como flotando, como si todos los pasos fueran baile?, leyendo a Marguerite Yourcenar, echándome crema y brillo de labios y durmiendo muy muy bien, soñando despierta para variar (y de hecho, me lo confirmó el tarotista mágico del jueves pasado) y viendo luces de colores cuando cierro los ojos.

Ando rosada, lo sé, con las manos blancas y el corazón corriendo.
Culpa suya y de ese afán de venir a desordenarme la vida.

sábado, julio 15, 2006

eyes wide open

Acabo de cortar el teléfono.
La carta de la semana es el tres de discos.
Tiempo de comenzar a construir.

Escucho Aerosmith y no pienso en nada, porque estoy en medio de ese estado donde la realidad desaparece y quedan destellos y supongo que será parecido a la ensoñación de la que siempre habla manu. Es como flotar sin sentir el cuerpo. Sonreír de memoria. Dejar que la página se escriba sola. El tiempo pasa, y para, y yo me miro las uñas cortas y sin pintar y sé que de nuevo tengo trabajo y que éste sí es mi momento, es mi certeza máxima, es el tarot, los mensajes de los sabios del langard ayer, Leo almorzando en mi casa hoy y mi pieza verde limón que ya no voy a ordenar nunca más porque le queda demasiado poco, porque vienen cambios, muchos cambios, y cosas nuevas, y quizá otra casa y otra pieza, quién sabe. Yo me entrego a la vida y vivo. Nada más. No sé ni me importa saber.

Starbucks estuvo bien, me reí muchísimo y casi termino a Rosasco. Me visitó mi amiga Sombra, conversamos un rato pero siempre falta más. A las nueve de la noche empecé a caminar a mi casa con el mp3 del Mono tan fuerte y cantando que no escuché cuando dos extranjeras me quisieron preguntar por no sé qué calle, hasta que una me tocó el hombro para que me sacara los audífonos.

Desde los quince años que no andaba en micro con alguien que me gustara.
Fue toda una experiencia.
Falta mucho para las cuatro de la tarde.

viernes, julio 14, 2006

a veces vuelvo

Afrodita está definitivamente rigiendo mi vida.
Ando bailando donde no hay música, el mundo es de muchos colores, y aunque tengo los pies congelados, creo que éste no es un invierno frío.
Me compré uno de esos gorros verdes revolucionarios y me encanta cómo me veo.

En la mañana arreglé los globos y los dulces en la puerta del departamento de Jose, toqué el timbre y salí corriendo. Fue perfecto. Y a diferencia de ocasiones parecidas que prefiero no recordar, hoy recibí llamada de teléfono de gracias, incluso antes de que yo llegara a marcar su número para decirle feliz cumpleaños. Es que Jose es lo mejor.

Me avisaron que quedé seleccionada en esa constructora, para vender casas. Prefiero quedarme en Starbucks. Y parece que se puede. Volveré al delantal verde y a las siestas de media hora en los sillones cuando no haya podido dormir por estudiar teoría económica. Todo un deja vú.

Almorcé con Leo, en su casa. Cocinó él y yo lo miré, canté canciones malas y no hice nada más. Salí casi una hora tarde a la reunión del adopta, pero filo. No tenía ganas de irme antes. No di ningún tipo de explicación y por suerte nadie me la pidió. No es mi culpa que los detalles me obliguen a quedarme un ratito más, igual que cuando despierto en la mañana y los cinco minutos se convierten en mil y siempre termino quedándome dormida otra vez y soñando los mejores sueños.

Voy a tomar té.
Terminé a Rosa Montero.
Es el turno de Rosasco.

jueves, julio 13, 2006

hello, stranger

Estoy contenta.
La Mili me espera para una lectura de tarot.

En la tarde fui al Apumanque a comprar cositas para el cumpleaños de Jose (quiero llegar mañana temprano de sorpresa a dejarle globos y dulces en el pasillo), y cuando estaba sentándome a pedir un café, me llamó alguien. Cuarenta minutos después llegó, paraguas azul en la mano y esa sonrisa que me encanta, y tomamos café juntos. Conversamos de la vida y fue lindo. Todo. Como que me gusta un poco, parece. Hace mucho no me pasaba eso de reírme sola cuando escucho un nombre.

De ahora en adelante, el personaje anónimo se llamará Leo.
No hay más detalles.
Esta historia es sólo mía.

miércoles, julio 12, 2006

sin gamulán

Corazón acelerado.
No tengo ni hambre ni sueño ni frío.
Igual ando media tiritona.

Hoy es de esos días en que me da por cuestionármelo todo. Pero no recuerdos, ni pasado, ni futuro. Todo el presente. El ahora. Hasta estar sentada frente a una página a medio teclear, en pijama, escuchando las canciones de Quique González que me mandó la Celeste ayer. No me acuerdo qué soñé. Y debe haber sido importante, porque desperté rápido. Como esperando algo. A alguien. No sé.

Tengo esa sensación en la guata, de mariposas que vuelan alto y dan vueltas.
Hace mucho que no me pasaba.
Estoy feliz de la mano de la tormenta que se viene en mi mundo.
Mirando por la ventana cómo afuera sigue lloviendo.

lunes, julio 10, 2006

fast forward

Acabo de planchar mi delantal de Starbucks.
Como no soy muy doméstica, estas cosas igual me entretienen.

A las once de la mañana, otra vez Carabineros buscando a mi papá. No sé qué habrá hecho, ni me interesa. Pero se me ocurre que es muy bueno que haya salido de mi vida en su momento, y que a mí no se me vayan los pies solos por correr a buscarlo.

Hoy es el cumpleaños de Pi. Mi mejor amigo de la vida. Y aunque ya no hayan cartas de cien páginas como cuando estábamos en tercero medio, ni trabajemos en el Cutto's, ni nos peleemos el primer espacio en la lista para cantar porque ya casi ni nos vemos, el cariño sigue intacto. Tenemos hasta fecha de aniversario, y película y canción. Como nunca nos enamoramos, podemos amarnos para siempre sin problemas ni distancia.

Mi pieza es un desastre. No tengo ganas de ordenarla, tampoco. Hoy sólo quería dormir. Esto de recuperar el ritmo de la vida y tener que responder y organizarme y leer los nueve libros que me esperan en una torre, requiere concentración de energías. Ya habrá tiempo de colgar la ropa que se amontona en mi sillón y ordenar los papeles y las Cosmopolitan a los pies de mi cama, y buscarle un espacio en la pared al dibujo que me regaló la Javi.

Quiero un mazapán con chocolate.
Sebastián va a hacer otra obra en Parque Arauco.
Con mi suerte, seguro que me lo encuentro por ahí.

domingo, julio 09, 2006

hard day's night

Se me había olvidado lo ásperas que quedan las manos después de trabajar.

Hoy, película devuelta, taller de mujeres, Starbucks. Dos micros y tres viajes en autos ajenos. Mi pelo otra vez amarrado y es raro, aunque recién el mes pasado me lo volví a soltar. Castañeda en el break de media. Una polera que me regaló mi mamá.

Conocí a alguien muy simpático, se llama Franco y es papá hace tres semanas. Corté la parte de abajo de mis pantalones que ya estaban medios desarmados, y con el barro, peor. Conversé con mucha gente y recordé que lo que me gusta de verdad es relacionarme, aunque sea un ratito, nombre y estás de vacaciones, o cómo va tu día, o qué sé yo. Comí un sandwich vegetariano a las dos y media de la mañana y le eché wasabi (¿así se escribe?). Camino a la casa de la Siri, una hoja que se estaba cayendo y daba vueltas, llegó al suelo justo cuando se acabó la música de Amélie. Fue perfecto.

Día de lluvia y canciones que nunca había escuchado.
Ahora quiero soñar cosas lindas.

sábado, julio 08, 2006

far away

En pijama desde las siete de la tarde.
Acabo de ver Bailarina en la oscuridad y la amé.
Recién me doy cuenta que escribo el segundo post del día.

Hoy fuimos al cine con Patito, a ver Cars. Él nunca había ido y para mí fue la emoción máxima. También pasamos por McDonalds y su cajita feliz que odio, pero cómo no ofrecérsela igual. Jugamos en las escaleras mecánicas y por primera vez no me importó que alguien hablara toda la película.

Mañana vuelvo a Starbucks por dos semanas. A reemplazar a alguien, supongo. Me encanta la idea. Así pago por fin mi taller y me compro un mp3 para no seguir haciendo usufructo del que me prestó el Mono hace mil años.

Chaleco morado, las manos frías y siempre pienso en Miguel Bosé cantando que me amará, pijama celeste de satín, uñas medio despintadas, tengo que buscar pantalónbeige-poleranegra-delantalverdeconbolsillos para mañana después de la casa de la Siri, no anoté mis sueños porque no me acuerdo de mucho, un libro de Castañeda (culpable manu), calcetines blancos con rayitas de esos de Patronato, pelo suelto y cada vez menos rubio, messenger en appear offline (no sé por qué tengo la versión en inglés), obsesión indiscutible de mi blog actualizado, medio litro de té y un plato vacío que alguna vez tuvo arroz con champiñones y tomate y acelga.

Voy a llenar mi guatero y a dormir once horas.
Mis planes de viernes en la noche.
Sólo estoy para mí.

viernes, julio 07, 2006

en la calle

Estoy de vacaciones.
Mañana, entrevista de trabajo.
Vengo llegando del langard.

La primera vez que vi al Poeta, creo que fue la primera vez pero no estoy segura, porque tengo esa imagen de él recitando en una micro que ya no sé si fue verdad o me la imaginé de tanto pensar en cómo hubiera sido, me quedé mirándolo fijo a los ojos un segundo y después tuve que mirar a otro lado. Estábamos en la caleta, en el puente. No me acuerdo qué comida llevamos.

Desde entonces, han pasado más de tres meses. Ahora vive por ahí, y yo siempre quiero verlo porque quizá lo amo un poco, con la calle y con toda la vida que lleva en la espalda. Hoy lo encontré otra vez. Nos quedamos conversando, él con la cabeza en mis piernas y yo haciéndole cariño. Le dije que lo quiero. Me dijo que él también.

Conocer al Poeta ha sido descubrir que el mundo siempre va a escapar a mi comprensión. Que hay quienes lo tienen todo, y no son nada. Y hay quienes no tienen nada, y lo son todo.

Yo no sé qué hace el Poeta todo el día, ni me importa. No sé cuáles son sus peleas más grandes, ni las manchas de su historia. No le pregunto, tampoco. Con el Poeta, me permito sentir sin intentar comprender. Darnos unos segundos de cielo. Mirar desde la vereda cómo pasa el tiempo.

Lo mejor son los jueves en la noche.
Repartir comida es la excusa.
En realidad, no es más que el día fijo de visita a mis amigos.

miércoles, julio 05, 2006

fading like a flower

Soy un despojo humano.
Desde ayer, diecinueve horas de estudio seguidas.

Son las tres de la tarde, y ya dormí un ratito desde un poco antes que se fuera la Maida a dar el examen y hasta que me duché y me senté a tomar sopa y a leer sobre Michelle, pero eso no quita que me pese la noche en blanco, punto cúlmine después del amacener de hoy a partir del amuerzo de ayer, cuando empezamos a resumir la materia de clases internacional. Odio los exámenes orales.

Me da risa mientras escribo, paso por la etapa de cambiar las letras y me equivoco cuando tipeo así que me estoy demorando el doble en que las palabras se vean como deben para poder leerse después.

Tengo ganas de vestirme linda y salir a tomar café con alguien, a pesar de mi guata destrozada después de toda la cafeína de ayer. Se viene otra noche más. Vamos que se puede. Keep walking y todo eso.

Prendí un incienso de vainilla.
Tengo mucho, mucho sueño, y los ojos se me cierran solos de repente.
Escucho Roxette.
Quiero mil abrazos.

martes, julio 04, 2006

una canción que te enamore

Hoy pinté un Gokusupersayayin gigante con Randy y sus hermanas y sus primos.
Estudié un poquito de Información con la Maida.
Tuve clases de arte con las niñitas.
Le hice reiki a la Mili y se acaba de ir.

Son casi las once de la noche y yo escribo que tengo frío, aunque quizá no sea tan cierto, si no que es más verdad que quiero tener frío. Qué sé yo por qué. Y ganas de dos horas libres seguidas, por lo menos, para acostarme tapada hasta el cuello y con un chocolate caliente a ver The Wall. No, no la he visto. Y eso que me la recomendó uno de esos uruguayos de los que me enamoré un par de días hace dos veranos, el mismo que me dijo oye, Amélie es tu película, la que sí me compré y he repetido más o menos cinco veces sin aburrirme ninguna.

¿Aventuras a lo largo de mi vida? Pocas. Pero buenas.

Ese arquitecto del paseo del ombligo que se parecía a Nico Ferrari, por ejemplo. O la escena casi perfecta después de trabajos de invierno, en el carrete donde apareció Fabián y todo fue culpa de la canción de fondo porque yo sólo veía inocencia aunque obvio que me equivoqué.

Me falta un poco de eso. Me falta que me pase algo con alguien. No sentir que en el fondo nunca voy a ser capaz de quedarme para siempre. No saber que al final siempre me aburro aunque en principio todo parezca nuevo y mágico. Me falta que alguien me desordene el mundo, que me descoloque, que me diga oye, me da lo mismo tu opinión, yo quiero que te quedes conmigo porque sé que vamos a ser felices juntos. Deja de escaparte pendeja insoportable, y aprende a vivir de a dos.

Eso quiero.
Nada de romances dulces y lejanos y tiernos, porque no soy Hera y no me interesa vivir a la sombra de nadie.
Una historia que me mueva, que me recuerde que estoy viva.
Que Artemisa y Afrodita salgan de entre las sombras y ya no se pierdan más.

domingo, julio 02, 2006

little dreams

Recién termina el almuerzo familiar.
Tengo la ventana abierta y escucho Orishas.

Hoy mi prima me dijo que para mí todo era magia porque no entendía ni matemáticas ni ciencias, y entonces pienso en qué pasaría si lo entendiera y me gustara, y supiera por qué se caen las hojas en otoño (ayer quedaba una sola entre cinco árboles de Colón), o por qué se disuelven en agua las pastillas efervescentes, o cómo se graban las películas en un dvd o qué sé yo.

Quizá entonces sería más seria (más correcta, formal, adulta), dejaría de escribir autorreferentemente sobre las maravillas y las penas chiquititas de un mundo que no entiendo y que disfruto hasta decir basta, y me dedicaría a opinar sobre los presidentes y las guerras y todas esas cosas que pasan tan arriba y tan lejos.

Pero no.
Uno siempre escribe mejor de lo que sabe.
Y yo, de grandes temas, no sé absolutamente nada.

sábado, julio 01, 2006

mujer

Hoy, mi diosa es Oya.
Llegan los vientos de cambio.

El taller donde la Siri estuvo increíble. Ando media llorona eso sí, cerrando un par de ciclos, perdonando recuerdos, encontrando mensajes en todas las canciones y todos los textos. Claro que después de 'ella', de Bebé, y la carta del oráculo, me vine cantando mientras miraba cómo atardecía. La luna está preciosa, con un aro de luz brillantísimo. Por lo menos hasta hace media hora.

Mañana por fin no tengo nada que hacer. Sé que debiera empezar a estudiar Información. Filo. Ya habrá tiempo para eso.

Siento que en este proceso de encontrarme, me he perdido muchas veces. Pero también siento que estoy construyendo mi camino. Mirando adelante y a los ojos, y sin miedo. Siento que en días así los remezones son fuertes, para que de una vez no se me olvide nunca más quién soy.

Pelo suelto y celular en silencio.
Es momento de salir al bosque.