miércoles, noviembre 30, 2005

bronceado fascinante

A las diez de la mañana me subí a un bus, asiento diecisiete, al lado de la ventana, y partí a Viña.

Increíble.

Como regalo de cumpleaños adelantado, almorcé en la terraza del Enjoy del Mar. Comí ensalada y torta de lúcuma y tomé café y jugo de chirimoya, aunque no en ese orden. Antes me acosté al sol, arriba de un pareo fucsia. Después me bañé en olas congeladas. Caminé por Libertad y por plazas y por la playa. Escribí. Leí. Dormí.

Es verdad que de repente quise compañía. Tú, específicamente. Pero fue lindo. Y antes de volver, me junté con mi hermano un ratito a conversar de la vida. Doce horas después de un bus repleto, me siento frente al computador un poco menos blanca y con arena en el pelo.

Mi diosa, hoy, es Inana.
Reconocer mi sombra.
Se acaba un día de sol.

martes, noviembre 29, 2005

cemento y arena

Mañana me voy a Viña.

Necesito salir de acá y tener un día para hacer nada frente al mar. Pasaré a ver a mi hermano, supongo. Y a tomar cafecito en el centro.

Hoy dormí hasta las dos de la tarde. Estuve en la piscina y después fui a trabajar. Hoy pienso que voy a echar de menos Starbucks. Me pasa que siento, de repente, que es mi lugar en el mundo, que ahí adentro tengo por qué y por quiénes pelear. Y quizá mis percepciones son erradas y todos buscamos lo mismo. No sé. Quiero mi verano y mi tiempo y mi vida. Pero también quiero defender algo, quedarme, pertenecer.

Hablaré con la Dani. Tal vez sea posible encontrar un punto intermedio.

viernes, noviembre 25, 2005

vamos a decir que no

Dormí toda la tarde.

Antes de dormir tuve dos pruebas y el cambio de mando del CECOM, así que comí papas fritas y tomé pisco sour mientras hacía vida social con la lista que ganó.

Soñé que hablaba con un pez igual a Flounder, de La Sirenita. Desperté feliz, hice un programa de radio con mi hermana y vi tele hasta hace poco en la pieza de mi mamá. Vida familiar. Nunca estoy suficiente rato en mi casa como para eso. De hecho, comí sentada frente a un plato en el comedor y me quedé hasta el postre. Todo un evento.

Me hace falta no correr. Ayer lloré mientras estudiaba el IPC y el PIB y al final no entendí nada porque la economía no existe. Tampoco alcancé a leer medios4. La vida se me va entre Starbucks y nada. Y Starbucks no me basta ni me sobra, ni me viene, ni me va. Anoche, antes de cerrar, firmé para el petitorio del sindicato.

Acabo de bajar el video de la franja del no.
Toda una reliquia.
Me encanta esa canción.

miércoles, noviembre 23, 2005

rainy day

En la mañana caminé hasta el metro con un libro de economía en mi cabeza.

Sigue lloviendo. Pensé que ya estábamos cerca del verano. Y no es que me moleste la lluvia, al revés, me encanta y me dan ganas de tomar helado de chocolate, pero independiente de eso, hoy no debiera llover. No estoy envuelta en frazadas abrazando a alguien, viendo películas malas en el cable. No alcanzo a llorar escuchando canciones viejas ni a escribir en mi cuaderno antes de irme a trabajar. No quiero estar vestida con chaleco de lana.

Hoy no es día de lluvia.
Pero llueve.
Y tengo pena.

martes, noviembre 22, 2005

no fear

De hoy en adelante, a las tres de la mañana siempre tendré un poco de miedo.

Tiene sentido eso de que sea la hora inversa a la muerte de Jesús. El tiempo no existe, lo sé. Pero le ponemos nombre y entonces empieza a existir. Y "El exorcismo de Emily Rose" me dejó pensando. No pude evitar llegar a buscar la verdadera historia de una mujer que murió a los 23 años, en Alemania, a fines de los 60. Poseída.

Creo en las posesiones. Creo en la oscuridad. Creo en Lucifer, Belzebú o como quieran llamarlo. Creo porque creo en Dios. Y Dios es capaz de dar libertad para optar por lo oscuro. Y lo oscuro tiene que existir para poder optar por ello.

No siempre se trata de opciones, claro.
A veces son simplemente ataques.

Dicen que el mundo se divide en dos ejércitos; está el ejército de la luz y el de la oscuridad. Yo estoy dispuesta a pelear en el de la luz.

Son casi las dos de la mañana.
Y yo creo.

Wahe Guru Ji Ka Khalsa, Wahe Guru Ji Ki Fateh!
[Las almas puras pertenecen al cielo, la victoria siempre es de Dios]

lunes, noviembre 21, 2005

hipersensibilidad

No me hablen. No me miren. No me toquen.

Hoy, todo me altera un poco más que siempre. Tengo un poco de sueño, un poco de pena y muchas ganas de comer chocolate. Mis hormonas, obvio. Pero además estoy cansada. Quiero partir a Viña a ver el mar, aunque sea un ratito.

Una semana de clases. Seis notas, cuatro ramos. Treinta y nueve días de Starbucks y catorce para mis veintiuno.

Mañosa.
(Puchero).
Voy a tomar sopa de pollo.

sábado, noviembre 19, 2005

time's up

Odio las horas.

Si no tuviera que estar en treinta y ocho minutos más poniéndome la pechera con bolsillos de Starbucks, creo que subiría la música y bailaría al sol. Llamaría a la Toña para que nos tomáramos un café. Terminaría el libro de cuentos de Cortázar. Escribiría otra vez mi guión.

Sé que son opciones. Que yo opté porque las horas existieran en mi vida durante varios meses. Pero nada. No es que me arrepienta ni mucho menos. Es que ya me cansaron los relojes, solamente.

Quiero salir a caminar sin saber que en algún momento tengo que volver.

viernes, noviembre 18, 2005

en la cama

Nunca he tenido sexo.

De hecho, en veinte años, veintiuno en un par de semanas, nunca he dormido toda la noche al lado de alguien, ni he visto a un hombre sin ropa ni me ha visto nadie a mí tampoco, a excepción de una aventura con un ex [pero creo que no vale, porque estaba casi oscuro y yo quería salir corriendo] y bueno, mi experiencia sexual es mínima. Eso.

El punto de todo esto es que acabo de ver la película de Matías Bize y aluciné. Si hay algo que me fascina del cine, y que no he encontrado ni en libros, ni en teatro, ni en tele, es que puedo estar en la historia. Puedo ser la mina que está en la cama. No pensar que soy ella. Ser. El cine envuelve.

Pero, a diferencia de muchos, creo que 'en la cama', no se trata de amor.
Tampoco de sexo.

Creo que es una hora cuarenta que muestra, sin más pretensiones que mostrar, el encuentro entre dos personas que son lo que son, con miedos y trancas y rollos. Con partes de matrimonio en la cartera y una ex que llama a las cuatro de la mañana. Blanca bailando Supernova y Valenzuela cabeza abajo apoyado en la pared. Miradas profundas y a veces tristes, diálogos casi sin guión, y esa forma de enfrentarse en silencio.

Creo que, 'en la cama', es pura química.

Lo que hizo la historia de Bize conmigo fue llevarme a un motel, y una sola vez he entrado a uno, con la Bárbara, en primero, para una entrevista que nos tocó hacer juntas. Entonces estar ahí, con un tipo que era insoportable y encantador , pero sobre todo, sincero, me dejó en silencio escuchando la canción final hasta que prendieron las luces y pasé a columpiarme camino a mi casa. La nostalgia de otra vida, seguro.

Nunca he tenido una pareja. Novios sí, varios. Pero ninguno que me mirara a los ojos y me dijera, oye, qué te gusta. Qué te hace feliz. Quién eres. Caminemos juntos y odiémonos a veces, pero volvamos siempre o casi siempre, y démonos cuenta que el futuro no existe, que el tiempo no existe, que todo es ahora y mañana no es que no importe, pero no nos asusta. Nunca un novio ha sido mi mejor amigo.

No creo en los procesos, ni en los convencionalismos.
Creo en lo espontáneo.
En esa sonrisa media absurda que hace que me brillen los ojos.

jueves, noviembre 17, 2005

i want to break free

Utilidad. Comodidad. Necesidad.

No sé por qué es útil un prepago que nunca tiene minutos, ni cómodo que me ubiquen a cualquier hora en cualquier lugar, ni necesario estar pendiente de dejarlo en silencio antes de entrar a clases, pero el hecho es que, desde ayer, tengo celular de nuevo. La Toña cambió el suyo, y me lo regaló.

Es raro.
Me había acostumbrado a desaparecer.
Lo seguiré haciendo, seguro. Apagaré el celular de repente, y me subiré al teleférico para ver el atardecer desde los pies de la virgen o qué sé yo. Pero es divertido. Y como tiendo a ser un poco obsesiva, no me complica mirar todo el día si es que ha sonado sin que yo escuchara, o si el silencio obligado mientras trabajo me hizo dejar de contestar llamadas importantes. Aunque casi nadie tiene mi número.

Perdimos las elecciones. Igual era un poco obvio.
Escucho Queen.

jueves, noviembre 10, 2005

more than words

Tres y media de la tarde.

Tengo un poco de frío y estoy sentada, derecha, en una silla incómoda. Hace poco terminamos el debate para las elecciones del CECOM. Estoy contenta. Fue sólido, como grupo. Fue lindo. Sentí que estoy defendiendo algo en lo que creo.

Me estoy despellejando. Tengo ganas de dejar Starbucks, y el tiempo hasta diciembre se me hace eterno. Bostezo. Anoche dormí poco. Hoy dormiré menos porque es el cumpleaños de mi tata. El sábado tengo la última clase de tarot, en el Cajón del Maipo.

Me encanta esta sensación.
El dolor en la guata antes de llamar por teléfono.

lunes, noviembre 07, 2005

it's my life

Estoy feliz.

domingo, noviembre 06, 2005

sí, a veces, gracias

Llegué hace poco del Xampayet, fuimos con la Toña y la Kika a tomar copetes ricos y jugar verdad o consecuencia. Lo pasé bien.

Por primera vez en veinte años, estoy viviendo momentos. De a uno. Sí, ahora soy feliz, no, ahora no. Etcétera. Queriendo comprender qué me pasa siempre. Me inscribí para correr los 10km de Nike mañana pero parece que no voy a ir, es demasiado temprano. Además, en toda mi vida escolar nunca pude correr más que un kilómetro o dos, entonces para qué.

Acabo de integrarme a una lista para el Cecom el próximo año. Y ésta es mi motivación:

"Nunca me gustó mi colegio. Ahora quiero que me guste mi universidad. Creo que es principalmente por eso que me presento para formar parte del centro de estudiantes el próximo año.
Es difícil conocer el mundo si uno está acostumbrado a ver sólo una parte. Cuando recién entré a Periodismo, no tenía claro, ni siquiera, por qué lo hacía. Después de seis semestres, he llegado a comprender que en Comunicaciones es necesario no sólo conocer el mundo, sino formar parte de él. Para comunicar no basta con ponerse un día de pie frente a una cámara y decir “hola, buenas tardes, estamos acá…” sino hay que poder retratar lo que se vive. Estudiar Comunicaciones es comprometerse. Es una carrera involucrada con la sociedad, sin distinciones entre quienes la conformen.
Yo salí de un colegio de monjas. Hace tres años, cuando estaba en primero, quise pertenecer a un centro de estudiantes. Desde entonces, siento que ha pasado una vida. Que soy una persona distinta.
Es que es en la universidad, recién, donde quien está acostumbrado a guardar silencio encuentra un espacio para hablar. Es en la universidad donde se abren puertas y ventanas, y en algún minuto alguien te obliga a abrir los ojos y ver. Es en la universidad donde se despiertan las ganas de luchar que estaban dormidas, de defender ideales y derechos, de querer que todos, sin excepción, puedan vivir la vida de manera digna.
Es en la universidad que existe el espacio para soñar. Yo quiero ser parte de la construcción de un mundo mejor y sé que no me equivoco, si digo que eso queremos todos. No seamos el futuro, seamos el presente. Puede que un centro de estudiantes no cambie la historia de un país, pero sí puede cambiar la historia de una persona, y, por eso, toda lucha está justificada.
Avíspate. Despierta. Trabajemos. Es tiempo ya."

Me voy a dormir. Suficiente por hoy.
Buenas noches.
Y un beso para ti.

jueves, noviembre 03, 2005

.hoy.

Hoy me puse la falda al revés.

Me di cuenta en la micro, justo antes de bajarme en Tobalaba con Providencia porque si no me subía al metro iba a llegar a taller mucho más tarde que lo que ya iba. Me dio risa. Me acordé que cuando uno se viste al revés, le llegan regalos. Ojalá.

Después fui al teológico, trabajé toda la tarde y la Toña se vino a mi casa a terminar el FODA para Medios4. Es la una de la mañana y se acaba de ir. La Gianni pasó a dejar el bolso con mi ropa. Conversé con Sebastián, que pasó a Starbucks, y me encontré con Francisco, un gallo que conocí alguna vez porque era dueño de un almacén a la salida del Cine Las Lilas. También vi a Claudio. No me produjo nada. Ni ganas de regalarle un café.

Empecé a leer 'Desayuno en Tiffany's', de Capote.
Escucho Miranda.
Tengo un poco de sueño.

martes, noviembre 01, 2005

dimensión alternativa

Se acabó el paseo del ombligo. Oficialmente. Ya estoy de vuelta en mi casa, con anteojos nuevos de sol porque los míos los perdí entre tanto caos, roja a pesar de que el tiempo de playa fue menos de una hora y sentada frente a mi blog, mientras ordeno y analizo y guardo un minuto de silencio.

Fue raro. Lo pasé bien. Aunque me cansé de no ser yo. No tomo, pero en el paseo tomé un poco. No ando por la vida besando gente que no conozco, pero en el paseo besé a un arquitecto. El paseo. Del ombligo. La mitad de una carrera que recién vengo a comprender. Con compañeros que jamás en la vida me habían hablado, carretiando. Tomando sol. Durmiendo de a cuatro en una cama matrimonial. Llenando vasos plásticos con ron, pisco sour, ponche, cerveza, lo que hubiera. Bailando reggaeton. Pensando que, si en Santiago alguien me hubiera estado esperando, no me hubiera costado nada tomar mis cosas y partir.

El no pertenecer. Nunca formar parte totalmente, porque un poquito de mí siempre se aburre antes que el resto y me dan ganas de apagar la música y de buscar un lugar en que todo tenga sentido otra vez.

Ayer caminé por Viña, sola. Le regalé un libro al gallo que me hizo la trenza en la feria, porque me encantó. Un señor me regaló uno de los vasos que vendía, para agradecerme unos chocolates. Me junté con mi hermano y hablamos de la vida, y nos fuimos a su casa en dos micros. Alojé allá. Hoy temprano bajé al terminal y leí el diario mientras esperaba el bus de vuelta.

Fue un buen fin de semana. Lo pasé bien. Pero no es lo mío, me queda claro. Lo mío es más de verdad.

No extrañé Starbucks ni mi casa.
Me extrañé a mí.
Eso es todo.