lunes, agosto 28, 2006

i am

Días de reflexión y un incienso de vainilla recién prendido, ventana abierta, noche.

Obvio. Cómo no terminar colapsando y llorando un poquito el viernes después de las clases con las niñitas, si no me doy mis minutos de silencio y mantras y diosas y tardes arriba de ese árbol que me encanta leyendo algunos capítulos precisos de 'mujeres que corren con los lobos'. Obvio. El mundo me encanta, y me fascina hacer muchas cosas y conocer a mucha gente en muchos lugares. Amo las micros, los helados a cien y los mantecol que he vivido almorzando el último mes, pero cómo no me di cuenta antes, si era obvio.

Yo sólo puedo ser feliz y plena si me mantengo cerca de mi hogar. Y mi hogar es ese espacio mágico donde no entra ni sale nadie y estoy yo, sin horarios ni miedos casi totalmente obsoletos, como ese dolor en la guata cada vez que iba a San Gregorio, sin pecheras verdes ni talleres de radio, ni despertadores que suenan siempre tan temprano, aunque sea en parte exageración mía.

Es cierto que soy feliz con mi novio. Que el tiempo con él no existe y todo no es más que un eterno ahora. Pero en algún momento las responsabilidades libremente adquiridas golpean la puerta y muy fuerte, y es imposible negarse a volver y cumplir. No me quejo. Sólo asumo que no me basta con el mundo. Que en el fondo, como acabo de leer en la mañana, la vida espiritual es egoísta y cada uno debe bastarse a sí mismo. Para eso, necesito tiempo. Y anotarme en la agenda, al lado de todos mis compromisos.

Fui a preguntar precios de clases de yoga y esta semana tengo dos días de prueba.
Quiero ver a Franco.
Ahora.

viernes, agosto 25, 2006

fighter

Son las diez veintiséis de la mañana y escribo que me duele un poco la guata.
Quizás sea cierto.

De repente, siento que tengo que empezar a pelear y a defenderme otra vez, y no tengo ganas. No quiero, sin más excusas ni explicaciones. Me da una soberana lata. Me gusta mi vida tranquila y brillando de amor. Pero qué. Me lo dijeron las personas más sabias que he conocido, que la lucha no termina nunca. Si decidimos un camino, si queremos llegar a avanzar derecho y sin desvíos por la luz, entonces las peleas van de la mano y para siempre. Respiro hondo, me pongo de pie y vamos. A defender la vida y la verdad y todo eso.

Conocer a Franco ha sido un regalo increíble. Ha sido aprender mil cosas nuevas, vivir, vivir sin cuestionarme, sin dudar, entregándome alguna vez para marcar la diferencia con mi yo que tenía tanto miedo y se paralizaba, o peor, salía corriendo rápido, ante la posibilidad de una pareja que fuera más que un montón de ilusiones. Conocer a Franco ha sido, también, conocerme a mí. Amo mirarlo a los ojos y saber que estamos construyendo un camino juntos. Filo con los demás. Nos tenemos a nosotros mismos.

Me siento firme y cimentada en el mundo. Como la Emperatriz, plenamente mujer. Como Artemisa, luchando en libertad. Como Afrodita, amando sin límites.

Acabo de encontrar una araña en mi cama.
Voy a secarme el pelo antes de salir.

miércoles, agosto 23, 2006

luz del sol

Me acabo de bañar de tina y con espuma.
Escribo en pijama celeste, calcetines rayados.

En la mañana fuimos con Franco al teleférico y me encantó. Tomamos helados, subimos a la Virgen a mirar Santiago lleno de smog pero filo y me ganó tres partidos de tacataca sólo porque era de esos nuevos plásticos y llenos de luces.

Hoy,visita a Randy. Jugamos play y no me fue tan mal. El mortal kombat sí alcanza a ser de mi época, en el supernintendo de la Mili, noches de primas chicas y peleadas, sobre todo cuando le bajaba con que en su casa solamente mandaba ella. Randy es una ternura. Cuando fuimos a comprar helados, me dijo que quizá no era bueno que yo fuera tan confiada con la gente, porque un día me podía pasar algo. Me dio un poquito de pena.

En la tarde mi novio me acompañó a ver un departamento pero la señora que nos abrió ni siquiera abrió completamente y dijo que estaba arrendado. Después paseamos por el centro y la Plaza de Armas. Nos vinimos en la misma micro, últimos asientos, él a su noche de póker y yo a la mía de mí.

Fue un día lindo. Aparecieron muchas mariposas blancas en todas partes. Me encanta sentir que el tiempo no existe, que vivimos un eterno ahora.

Voy a leer a Raskolnikof, gran personaje, y a tomar agüita de menta.
No tengo sueño.
Estoy feliz.

sábado, agosto 19, 2006

object of my affection

Bostezo.
Dormí con el chaleco morado puesto al revés.

No me gusta que desconfíen de mi relación, o de mi novio, o de mis decisiones. Siento que no tengo por qué justificar lo que estamos haciendo. Que vivir no debiera ser un tema que asustara tanto a tanta gente. A veces, me pasa que me dan ganas de irme lejos de todo con Franco. Solos. Que nadie nos moleste más.

Ayer almorcé un turrón arriba de la micro, camino a San Gregorio. Jugamos a la pelota con Patito, él domina cuarenta y dos y yo no alcanzo ni a uno y medio. Con mi novio, tomamos aperitivo en la casa de mi tío, fuimos a la despedida de la Celeste y a un cumpleaños antes de recorrer caminando las calles de Santiago de noche. Aunque no supiera nada en el mundo, seguiría sabiendo que lo amo.

Entro a Starbucks en una hora.
Me voy a levantar.
Escucho Bebé.

viernes, agosto 18, 2006

hold my hands

Algo se me aprieta en la garganta.
No logro distinguir qué es.

Después de mucho tiempo, hoy apareció el Poeta. Andaba medio triste, sonriendo igual, caminando al lado de su papá. Le regalé ese cuerito que siempre llevaba en la muñeca, desde la despedida con canciones de Alejandro Sanz hace más de un año, por si no nos volvemos a ver. Él dijo que nos veríamos de todas maneras. Yo no lo sé.

En la mañana le llevé desayuno a mi novio, fui a buscar mi certificado al registro civil, no tengo antecedentes penales y eso es muy bueno, almorcé ensalada de frutas con miel en Providencia con la Toña, pasamos a Consalud porque tengo que dejar de ser carga de mi mamá, tomé café con Jose en Starbucks y de paso nos encontramos con Sebastián que me dijo que estaba linda (yo se lo atribuyo a Franco), fui a ver a Randy y jugamos play pero soy pésima, cocinamos con Fernando y la Evelyn para el langard y llegué hace diez minutos a mi casa manejando un Peugeot206 desde Pocuro con Pedro de Valdivia, serios problemas para partir y caos cada vez que se apagaba el motor, y eso que fueron varias.

Tengo un poco de sueño, los ojos caídos y el corazón despierto.
Anoche saqué casi todas las cosas de mis paredes y ahora mi pieza dejó de ser mía.
Quiero decirle a mi novio que todo va a estar bien.
Hoy duermo sin despertador.

lunes, agosto 14, 2006

strange deja vù

Chaleco rojo, mechones fucsia, cielo gris.
Estoy leyendo Crimen y Castigo.

Ayer mi mamá me dijo que a los hombres no les gustan las mujeres independientes. Me sorprende ver a Hera tan reflejada en una sola persona. Filo. Yo soy quien soy.

Tengo las manos congeladas y escribo de rodillas porque el piso del computador está afirmando mi uniforme Starbucks frente a la estufa, a ver si alcanzo a trabajar con ropa seca hoy. Anoche fuimos con la Fran donde la Toña y nos hicimos tests de la Tú que dijeron que mi novio era un príncipe y tomamos mango sour y comimos ramitas. Me encantan las noches de mujeres.

El Mono me pidió de vuelta su mp3. Ya no me acordaba de cómo era caminar sin música de fondo. Lo bueno es que he vuelto a leer en las micros. Lo malo es que ahora tengo que cantar las canciones por pedazos.

Me quedan mil pesos en la billetera.
No sé para qué trabajo si igual nunca tengo plata.
Voy a terminar el almuerzo de mi novio.

viernes, agosto 11, 2006

with you

Post express desde la sala de computación de la universidad.
Dejé el celular en mi casa y quiero llamar a mi novio.

El miércoles se me mojaron tanto las zapatillas en la mañana, que después de almorzar con la Toña busqué una oferta y me compré otras. Anoche, en el langard, un señor se me acercó y me dijo, de la nada, que el Villa Maria era muy especial para él porque tenía un piano, y que una mujer canta en ese piano y que quizás yo la conocía. Fue loco. Sobre todo porque él sabía que era mi colegio, y yo nunca se lo dije. Se llamaba Germán.

Mi vida está llena de cosas nuevas y me encanta. Claro que mis chakras andan medios revolucionados, no me acostumbro al movimiento constante de energías y a que ya no tengo nada que esconder, ni omitir, ni inventar.

No sé amar un poquito.
Amo locamente y con todo mi corazón.
Y me paso los días en el estado de ensueño en que la fe no deja espacio para dudar.
Este momento es el más real de todos.

lunes, agosto 07, 2006

till kingdom come

En la casa de mi novio.

Han sido días de demasiadas emociones y de muy poco tiempo como para sentarme a escribir frente al computador, aunque sí lo he hecho con lápiz y papel arriba de las micros o en algún café que no es Starbucks.

El sábado terminó el taller de mujeres y fue precioso. Me lo lloré todo, obvio, porque leímos ese poema de la Clarissa Pinkola y por primera vez sentí que estoy en el bosque. Hubo papeles quemados y un lienzo con cicatrices de guerra que terminó íntegro en el basurero de la cocina. Mi diosa esta semana es Hilandera, tiempo de concretizar proyectos, y mi carta la Justicia, consciente de mi lugar en el mundo y de hacia dónde enfoco mi camino y dirijo los pasos.

Me tomé la mañana libre, bajé de la micro en Providencia y terminé comprando un libro de meditaciones antes de ir a donde la Siri con Franco para que conociera a las niñitas. Ahora vamos a almorzar verduras con pollo, él cocina y yo lo acompaño de repente. Nada más. Me encanta.

Estoy contenta, lejos de la euforia, tranquila como nunca, de ojos brillantes y sonrisa fácil, aunque mi eternamente cuestionada relación madrehija sigue en un estado de caos máximo. Todo a su tiempo, supongo, y me lo adelantó hace un año el tarot en Viña, frente al mar. No colapses, Carolina, que ya será cuando tenga que ser.

El otro día conversé en la micro con un tipo muy simpático que me dijo que si seguía poniendo el mp3 tan fuerte me iba a quedar sorda. Ojalá que no. Amo caminar sin escuchar cómo canto, así no me importa si desafino, y el señor que vendía helados mientras yo esperaba en el paradero de Vespucio me dijo que cantaba bien, así que filo.

Sin zapatos, con aros.
De pie en lo más profundo del bosque.
Amando hasta decir basta.

Franco es el regalo más lindo que me ha dado el universo.

miércoles, agosto 02, 2006

to be with you

Franco está en La Serena, visitando a su hija.
Me compré un celular muy bonito que tiene corazones de fondo de pantalla.

No sé cuándo dejé de tener miedo. Cuándo dejó de importarme caminar sola de noche, aunque a veces es cierto que prefiero compañía, sobre todo si es mi novio. Cuándo ya no encontré más que todo el mundo era sospechoso y que en cada esquina y pasaje estaba escondido alguien para secuestrarme, violarme y cortarme en pedacitos. Cuándo empecé a sentir que alrededor mío está esa luz blanca brillante que me protege, las canciones que hacen que el silencio vacío no sea una amenaza, que no se escuchen pasos donde no camina nadie, que los neumáticos reventados no sean balas perdidas en un enfrentamiento de traficantes o neonazis o pandilleros de cualquier tipo.

Supongo que fue un poco todo. Fue salir a conocer, pero a conocer de verdad, a descubrir que la calle tiene sus reglas. Fue encontrar a Franco y darme cuenta que no me importa morir hoy, porque no me falta nada. Fue descubrir a Randy, a Patito, toda la magia en la mitad de la nada.

Hoy, camino de noche y cantando y le digo a todo el mundo que amo, y que amo locamente, y que soy una mujer feliz. Filo si no me entienden, si me cuestionan, si no son capaces de creer.

Yo creo, yo vivo, yo existo, yo soy.
Y con Franco.

Y me encanta.