domingo, enero 08, 2006

spending my time

Odio los malls.

Ayer pasé once horas en Parque Arauco, a cargo del stand de una tía que busca conseguir dinero para ayudar a personas con problemas de alcohol y drogas. Salí a las nueve de la noche con ese frío de aire acondicionado que parece que no se va a pasar nunca y los ojos acostumbrados a la luz de mentira.

No puedo dejar de pensar en la gente que trabaja así todos los días. Que nunca saben si afuera hace frío o calor, si llueve, si hay muchos o pocos autos en la calle. Es el encierro que exigen quienes a las diez de la mañana ya están cargados de las primeras bolsas de compras, serios, apurados, mirando relojes y contando monedas, llevan a sus niños a comer cajitas felices y esperan en filas de media hora para una hamburguesa con queso de plástico.

También lo hago, es cierto. Mucho menos desde que a los diecisiete trabajé por primera vez en el Alto las Condes y odié acostumbrarme a que revisaran los bolsos de todas las promotoras al salir para comprobar que no hubiéramos robado nada, pero lo hago.

Pasear por el mall.
Trabajar en el mall.
Pasear es un trabajo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Holas!

Tienes una forma muy especial y asertiva de transmitir tus emociones a traves del teclado. Fue inevitable el leer los post anteriores, sorry.. igual para eso estan.

Exito en todo, en especial con Claudio. A ver si algun dia te hago llegar unas lineas respecto de "cerrar circulos", bastente buenas (No son mias, pero me sirvieron en una epoca de cierres)

Saludos!