miércoles, junio 25, 2008

what to believe

Ayer cumplí una semana pololeando.
Mati me regaló flores y fuimos a comer pizza y al cine.

Cuando veo películas como El fin de los tiempos, siempre me cuestiono. Es verdad que no entiendo casi nada del mundo, y quizá es la norma general, pero me pasa que quiero entender. Que quiero saber. Que si la muerte es muerte, es paso, es estado, es vida. Que al final si todos somos energía, tenemos que ser un poco más conscientes de lo que hacemos y cómo, porque las cosas se devuelven siempre y quién sabe cómo irá a terminar la historia si no cambiamos a tiempo. Tal vez ya no lo hicimos. O tal vez en eso estamos.

No me asusta pensar en lo incomprensible, pero me intriga. Desde que era chica las preguntas nunca me han dejado en paz. Siempre me he cuestionado cuál es mi propósito en la vida, si existo de verdad, si no seré más que una ilusión en una realidad llena de ilusiones. Vivimos en un mundo de fantasía, en maya, como dice mi hermano. A veces me da miedo olvidar que no comprendemos casi nada. O nada. Y que creemos que lo sabemos todo.

Ayer hice un queque de chocolate y ahora me lo estoy comiendo.
Si todo sale bien, me quedan dos semanas como estudiante universitaria.
Vamos que se puede Caro.

miércoles, junio 18, 2008

antigua esperanza

Volver a empezar.
Otra vez, mil veces, hasta el infinito.

En su casa, mientras esperábamos que llegara el sushi vegetariano y tomábamos vino frente al ventanal sin cortinas, Mati me pidió pololeo. Y yo le dije que sí. Lo dudé, claro. Obvio. Si igual tengo un poco de miedo. Es que a veces siento que no importa cuánto quiera la felicidad, siempre se me escapa de las manos. Creo que es la libertad, y no. Que es el amor, y tampoco. Que es la paz. Quizá la felicidad sea la paz.

Hoy sólo sé que dejo mi pasado y mis historias antiguas, tan lindas algunas, tan dulces, y otras tan tristes, con dolores tan grandes que los años no han podido borrar del todo, y empiezo a caminar de a poquito, de a pasos cortos, sin lanzarme al vacío esta vez, sin pensar en mañana ni en el futuro incierto, sin expectativas ni sueños que me quedan demasiado grandes. Hoy soy una mujer que aprende a ser querida y a recibir, a dejar que cada día me sorprenda con su magia, a no pedirlo todo de una vez, porque la vida tiene su propio ritmo y su debido tiempo. Hoy me despido de esa Caro que, por ganar a alguien, era capaz de perderse a sí misma.

Matías me quiere tal como soy.
Yo cierro los ojos y dejo que me tome en brazos, que me acurruque y me sane.
Y me salve.

viernes, junio 13, 2008

me he vuelto a perder

Escuchando canciones viejas.
Sin zapatos, pelo suelto, un poco de frío.

A veces me pasa que ya no sé qué es el amor. ¿Es esa euforia que hace que cada beso se sienta como el primero? ¿La calma de saber que alguien espera en la casa cuando hace frío? ¿La certeza de un abrazo en el momento preciso? ¿El miedo de perder lo que se ha logrado construir? ¿La alegría de los detalles? ¿Las lágrimas compartidas? ¿La aventura del futuro incierto? ¿Qué? ¿Es amor cuando mañana no existe y sólo queda hoy, sólo tenemos ahora, y es suficiente? ¿O, al contrario, es amor la proyección, los planes, los sueños? ¿El amor duele, quema, sonríe? ¿Es amor dejarlo todo, perderlo todo, entregarlo todo, que ya no importe nada más? ¿O es amor esperar, lanzarse al vacío, luchar? ¿Qué es el amor? ¿La tregua, la paz, el silencio? ¿La amistad? ¿El esfuerzo?

Hoy sólo tengo vacío. Soy un montón de guerras perdidas, un montón de pedacitos rotos, un montón de desilusiones. Hoy no queda de mí más que el alma dormida. El corazón cansado. Los ojos tristes. Hoy me acuesto encima de la cama, al lado de mi gato, y lloro un poco por todo lo vivido. Por esas penas antiguas que nunca lloré. Porque a veces sigo siendo la niñita tímida y sola, en la biblioteca del colegio, con tanto miedo a la vida. Porque a veces necesito que alguien me recoja, me tome en brazos y me acurruque hasta que me duerma. Porque sí, soy adulta, independiente y capaz, pero adentro, bien al fondo, una Caro chiquitita pide a gritos que la quieran. Que la salven. Que se queden con ella. Conmigo.

A veces me siento tan, tan sola.

lunes, junio 09, 2008

este mundo va

En la mañana estuve en la Biblioteca Nacional haciendo el trabajo de seminario de investigación.
En la tarde me fui a Viña.

Hace tiempo que no me tomaba un día para mirar el mar y mojarme un poquito los pies en el agua helada escuchando mil veces la misma canción que hoy fue esa de Carla Bruni que nunca he podido cantar porque no sé francés. Me hizo bien. Cada vez que voy, me acuerdo de qué significa volver al hogar. Obvio. Si la rutina me mata de a poquito, mejor la mato yo antes.

Apagué el celular y sólo lo prendí cuando ya volvía, para llamar a Mati. Caminé por la playa y miré la puesta de sol y le pedí tres deseos al mar. También comí torta tres leches y me tomé un espresso. No conversé con nadie, porque no tenía ganas. Escribí, pero no tanto. Entré a una iglesia y a una exposición de fotos. Sobre todo me quedé en silencio, escuchando nada, con el corazón en paz y los ojos abiertos.

Fue una tarde linda y brillante.
Estuve conmigo.
Igual me echaba de menos.

sábado, junio 07, 2008

nobody knows

Sola.
El Conde duerme a los pies de mi cama.

Antes, hace un par de años, cada vez que terminaba una relación amorosa juraba que nunca más me iba a enamorar. Leí tantas veces esa columna de Claudia Aldana, "Resaca de amor", que me encantaba repetir de memoria que el amor es mi peor borrachera. Y claro, caía una y mil veces porque de repente aparecía Nico Ferrari tan mino y tan canchero, tan Alex Mercader en ese tiempo aunque ahora esté convertido en un hombre serio y responsable, o llegaba Sebastián Puga a Starbucks, riéndose de mí y de todos, inteligente, rápido, con esa sonrisa que me derretía. Y mis decisiones quedaban en nada. Como si nunca las hubiera tomado.

Lo que me pasa ahora es que siento que estoy retrocediendo. Que estoy volviendo a pensar que nunca, nunca más. Y no sé. A veces creo que lo que pasa es que, de a poco, he perdido mi capacidad de amar. Claro, el desapego es bueno, lo dicen todos los sabios. Pero del desapego a la indiferencia hay un paso. Y quizá lo estoy dando en este preciso momento.

No quiero despertar un día y darme cuenta de que ya no siento nada.
Me asusta un poco pensar en el futuro.
Al final, quizá todo se resume en que le tengo terror al compromiso.
Ya no sé.

martes, junio 03, 2008

you make me smile

En el diario.
Tengo sueño y hambre y estoy contenta.

Anoche iba caminando con Mati por Luis Thayer Ojeda cuando de repente, y después de que un señor medio loco gritara que tenía una espada, me dijo espérame. Y lo esperé. Y retrocedió un poquito, hasta una florería, y me compró una rosa. Fue bacán. Me acordé de que antes, hace no tanto, un par de años quizá, cada vez que yo salía con alguien esperaba a que se le ocurrieran cosas así y nunca pasaba. Ahora, que dejé de esperar, llega. Obvio. El universo es perfecto.

Es loco pero siento que es momento de dejar de cuestionarme. De agradecer y vivir, nada más. De no buscar explicaciones mi motivos, ni intentar entender hacia dónde estoy yendo. De caminar sin rumbo fijo, al infinito. Quién sabe lo que va a pasar. Qué importa.

Estoy tranquila.
Inmóvil.
En paz.