sábado, diciembre 30, 2006

me and myself

Hay días en que no sé nada.
Hoy sólo sé que quiero volver a dormir bien.

Llevo una semana soñando y no logro entender los sueños. Pero me despierto muchas veces y tengo el corazón acelerado y no dejo de dar vueltas en la cama. El martes empiezo la práctica. Tengo un poco de miedo. Será que, en realidad, me asusta quedarme quieta, de repente, quedarme aquí porque así me siento cómoda y no necesito volver a moverme. Me asusta ese momento de soberbia que quizá todos pasamos, donde pueda llegar a creer que esto es lo mejor que puedo lograr, que más allá no hay nada, que quizá es verdad que estamos destinados a convertirnos en un montón de relojes grises.

Me asusta caer en lo que siempre he odiado, convertirme en otra persona del mundo, vestida bonita, labios pintados y zapatos brillantes, peleando por un puesto que está un poco más arriba, peleando por nada porque al final somos quienes somos y nada más.

Por algo el universo me puso acá y eso lo comprendo.
Es sólo que todavía no logro saber por qué.
Me falta un poco de mar.

miércoles, diciembre 27, 2006

no como animales

Me pica el brazo izquierdo.
Gatina sigue con pulgas.

Cuando en febrero, justo antes de viajar a Argentina, decidí dejar las carnes rojas, mi mamá pensó que estaba loca y mi tío que no iba a resistir dos semanas ashá sin probar un buen trozo de filete, viste. Pero no. Ya han pasado diez meses y he ido agregando nuevas abstenciones a mi alimentación: ahora tampoco como pavo, ni pollo, ni cerdo en ninguna de sus presentaciones. Sólo me falta dejar pescados y mariscos, mi adicción más grande. Y eso que yo antes organizaba asados en mi casa, compraba la carne y prendía el fuego una vez a la semana. Pero, de repente, entendí un poco la postura de mi hermano devoto de Krishna. Somos defensores de la vida, y de la vida en todas sus formas. En eso creo yo, por lo menos.

Claro que puedo ir a comer ensaladas mientras todos comen choripán. A mí ya no me dan ni ganas. Al principio sí, obvio, quedaba loca apenas sentía el olorcito de un pollo asado. Un día desperté y ya no. Nada.

Así que amo esa canción de frijoles.
La ley del equilibrio rige al universo y no es mentira.
Voy a jugar Mario 3 mientras espero la llamada de El Mercurio.

lunes, diciembre 25, 2006

ha llegado navidad

Al lado mío, montones de ropa.
Al frente, pantalla casi en blanco.

Eran las siete de la mañana cuando me llamó Javier porque se supone que Starbucks iba a repartir desayuno a las personas frente a la Posta pero llegaron (yo iba a ir y me quedé dormida, obvio) y resultó que ya tenían un festín porque toda la noche les llevaron cosas. Bacán.

Ayer no fui a misa de nochebuena por primera vez en cinco años o más. Pero estuve con mis sobrinos buscando al Viejito Pascuero, y con mi novio y con mi familia en una comida que resultó bellísima porque nos reímos mucho y hubo miles de abrazos.

Desperté con los ojos negros por el rímel, como nunca me pinto no estoy acostumbrada a despintarme.
Franco me regaló la edición grande de "Mujeres que corren con lobos".
Tengo un poco de sueño y estoy feliz.

miércoles, diciembre 20, 2006

whatever you do

Acabo de pasar cuatro días con dolor de cabeza.
Algo está mal y no sé qué es.

Me gusta Santiago de noche, ayer cortaron la luz en el edificio y no se notó nada porque afuera ilumina tanto, además no tengo cortinas en la pieza. Acabo de trabajar toda la tarde pero cero cansancio. Tengo ganas de comer un sandwich con tomate y wasabi, eso sí. Mi novio recién puso esa música que odio porque la gente grita como si estuviera siempre enojada.

Quiero que pase el tiempo y que sea verano y que todo tenga sentido otra vez. Quiero la navidad, ahora que mi mamá me regaló un pesebre chiquitito. Quiero llorar un rato pero no tengo motivos. Ando muy hormonal. Un poco triste.

Igual está todo bien. Ayer fui a un casting a canal 13 y me reí mil horas con gente muy simpática. Hoy, Franco me regaló una rosa. Mañana en vez de trabajar en la tienda tengo un día de clases Starbucks y el sábado llega mi hermano con los niños.

A la Siri no la vi más.
Ayer soñé que era el cumpleaños de Nico Ferrari y era cierto.
Gatina está al lado mío mordiendo un sillón.

miércoles, diciembre 13, 2006

born sleepy

Escribo en pijama, ventana abierta frente al Santa Lucía.
Tengo un poco de sueño.

Ayer en la tarde fuimos con mi novio al Hoyts de La Reina a ver Happy Feet. Me encantó. Comimos cabritas con mantequilla y yo sigo comiendo ahora. Tengo la boca salada.

Quedan once días para navidad, me acabo de dar cuenta que es primer año que no tengo arbolito en mi casa y eso que es mi fiesta preferida, porque a pesar de la distorsión general en la percepción que hace que los malls se llenen a las diez de la mañana, es la fiesta de los niños. Cuando era chica, me encantaba salir a buscar al viejo pascuero a la vereda y más de una vez escuchamos con mi prima los pasos de los renos del trineo. Ahora, hace tiempo igual, me gusta mirar las estrellas y decirle feliz cumpleaños al niño Jesús. Dicen que nació en agosto y que es Leo, no Capricornio, lo que me hace bastante sentido porque Dios ilumina como el sol, pero filo. La fecha no es tan importante, porque el tiempo no existe. Basta con que el momento exista. Para mí, por lo menos.

El sábado celebré mi cumpleaños desde la una de la tarde hasta las once de la noche, con piscina, frutas y verduras, en la casa de mi tata. Fue muy piola. Llegó mucha más gente de la que esperaba y me dieron regalos bacanes. Hasta un juego de loza. Estoy tan grande.

Ya empecé a escribir mi libro.
A todo esto, Gatini es Gatina, me lo dijo el veterinario que la vacunó y la hizo llorar un poquito.
Quiero almorzar ensalada.

viernes, diciembre 08, 2006

cuestión de confesar

Dos semanas sin escribir.
Ayer me eché Taller III.

Ahora que tengo veintidós y no morí a los veintiuno como dije tantas veces que pasaría cuando era chica, quizá sea un mensaje del universo para hacer algo distinto con mi vida. No sé. Pero sé que tengo pena y rabia y ganas de seguir llorando y de que se me deshaga el nudo de la garganta porque me cuesta tragar.

Mi cumpleaños estuvo bellísimo. Mi novio me invitó a comer a un restaurant de Bellavista que se llama "Como agua para el chocolate" y tomé tequila con pétalos de rosa, sentada al lado de una fuente de agua. Antes, en la tarde, fuimos al Liguria. El día anterior, comida familiar esperando las doce. Mi mamá me regaló unos vestidos preciosos y lloré con la carta de la Chica.

No sé qué hacer.
Ando media perdida ahora.
Cuatro años y quizá nunca fue lo mío.