Triste.
No tengo ganas de hablar. No sé por qué escribo, tampoco. La Toña me fue a buscar a Starbucks y me compró un chocolate caliente en la Shell de Holanda con Carlos Antúnez.
Las lágrimas son tibias y saladas.
Hace frío.
sábado, diciembre 03, 2005
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2 comentarios:
Caro...como tu misma me dijiste...a veces hace bien llorar...pero lo mejor es llorar de la risa...
Y después de llorar, se agradecen las lágrimas que limpiaron el mal tiempo.
besos
yo.
Me gusta tu blog... sólo eso y arriba el ánimo, ahora prometo que te saludo aunque estés reflexionando sobre la teoría de la relatividad...
Un abrazo y nos vemos mañana en el "matadero"
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