Ayer vi a Nico Ferrari.
Almorzamos en su pizzería con la Toña y la Fran.
Fue loco. Fue recordar tantas historias de llaveros por correo y de visitas secretas al taller, de caminatas por el paseo Bulnes, de carretes perfectos y ese matrimonio del que volvimos cuando ya era de día. Fue encontrarme con una Caro que creía que había perdido, y que me encanta. Con mi yo muerta de risa, sin peros, sin dramas, viva. Me hizo bien. Ver a Nico me dejó ese sabor dulce que me ha dejado toda la vida, excepto cuando estábamos peleados o cuando no me quería y yo me quedaba llorando para siempre.
El fin de semana estuvimos en Algarrobo con mis amigas. Una terapia de dos días que resultó maravillosamente, cinco vasos de bacardi coco incluidos y eso que yo nunca tomo y solamente me mareé y terminamos hablando hasta las cinco de la mañana. Fuimos a la playa, le saqué fotos a una gaviota que salía corriendo cuando me trataba de acercar y le compré un péndulo a mi novio para que haga sus diagnósticos.
Anoche vi una estrella fugaz y aproveché de pedirle un deseo.
Tengo risa y el corazón livianito.
Mi carta esta semana es el diez de espadas:
nada que hacer, sino dejarme llevar.
martes, octubre 23, 2007
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4 comentarios:
Bueno eso, también se recuerdan las experiencias agradables y no traumáticas.
Bonito tu blog.
Saludos.
Héctor.
Que lindo leerte así y que hagas las cosas que te hacen feliz.
Espero que todo siga igual, ya que me encanta leerte así, tan contenta y animada.
Te dejo un beso enorme
si
es lindo recordar
incluso lo que antes nos hacia llorar
es extraño
pero visto desde ahora todo se ve lejano
que rico que ya este mejor
mil besos*
OOHH...
YO QUIERO UNA ESTRELLA FUGAZ..
Y PEDIR CON FUERZA Y CORAZÓN MI DESEO MÁS AÑORADO...
QUE BIEN HACE REENCONTRASE CON PERSONAS QUE TE HICIERON BIEN EN EL PASADO..
UN BESO GRANDE.
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