Acabo de leer un post que me dejó pensando.
Paul Wegmann, no le importará que lo comente, supongo y espero, escribió sobre la inocencia y la madurez y la vida escolar.
Siempre fui perna. Mentira, no siempre. Desde que me cambié al Villa María y simplemente no logré encajar. Tenía siete años y no hablaba una palabra de inglés. Me encantaban los libros. Soñaba con compartir con mil niñitas y mil muñecas. En mi colegio de antes, los hombres se pasaban tirando arena y pateando pelotas de fútbol. Eran mis amigos, pero yo quería amigas. Un clan femenino. Por eso decidí cambiarme. Y mi decisión fue respetada.
En segundo básico, llevaba tres años bailando ballet. Duré uno más antes que la presión de participar en algo no popular me hiciera dejarlo. Empecé a jugar a las muñecas escondida, ya estábamos muy grandes. Y fueron tantos recreos encerrada en la biblioteca que leí toda la colección naranja del Barco de Vapor en un par de meses.
Tuve y tengo grandes amigas, es cierto. Pero fueron años de negarme, de no saber quién era yo, y por qué si amo los escenarios no fui capaz de subirme a uno hasta cuarto medio. Y por qué si siempre me ha dado risa todo, pasé mucho tiempo llorando. Y es que nunca me importó ser flaca, ni hacer dietas, ni comprar en el Alto, ni comer manzanas verdes, ni buscar a niñitos bien, de colegios bien, con apellidos bien. Todavía no me importa.
Entrar a la universidad fue salir de una cárcel. Fue mirarme al espejo y decir quizás no estoy tan mal. Quizás no soy tan fea, ni tan rara, ni tan fuera de lugar en todas partes.
La Toña siempre dice que exagero. Mi mamá también. Yo sé que no. Salir del Villa María ha sido un proceso y me ha costado. Me enorgullece sentir que llegué hasta el final sin perderme. Entre sombras, en silencio, pero yo íntegra, a salvo. Agradezco a Dios y a las letras.
Me considero una sobreviviente.
El colegio fue mi etapa más oscura.
La más triste.
Sin mi historia jamás sería quien soy.
sábado, febrero 18, 2006
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7 comentarios:
e não estás ~tan male, são reflexions de uma "adolescente"?
Tus confesiones entran en mi pulpito, sostengo un libro en mis manos, lo elevo frente a ti, a tus ojos, no para humillarte sino para hacerte saber que te escucho y que tu secreto de confesión está y estará bien guardado. No sé sí vale la pena pero conocer un género que desconozco por completo como el femenino me hacer sentir extraño, esa extrañeza que sólo un hombre puede sentir. No siempre me han interesado las cosas de otros o de una mujer y su sentir. e sido indolente y a veces un monstruo mas hasta no saber dónde. Sin embargo me he detenido en mi transitar, en este andar humano, en este andar de mi ser humano y me he detenido: Y pienso, he pensado y pensaré que sí ha valido la pena.
Yo todavia no termino mi vida escolar, pero igual ya siento que cuando salga va a cambiar todo, onda va a empezar todo.
La verdad es que me acuerdo cuando entraste a la U, y fue todo un proceso, de cambios de look de personalidad, de todo...y parece que ahroa por fin ya te encontraste.
Mil besos!!
Te quiero mucho!!
Se viene el corto ;)
Uuuuuuyyyyy (jajaja)
Será que eu sendo nino sei escrever poesia:))
Quem sabe?:))
Que lindo que hayas leído eso... y comentado en tu blog.
Voy viendo que tenemos varias cosas en común.
Haribol!
Se me quedaba algo en el tintero..
En el colegio, entre los niños hay una crueldad muchas veces sin límites, y no es percibida nisiquiera por los profes, si los niños recibieran una educación espiritual adecuada, aprenderían el respeto y el cariño hacia sus compañeros, a los niños se les enzeña que tienen que hacer tareas, que tienen ke sacar buenas notas, para poder estudiar en la universidad y ser un buen materialista...
y donde dejan los sentimientos, el alma... el respeto...
quizas asi aprenderían a no ser tan crueles... quizas no.. no lo se.. pero debiera intentarse.
tambien sali del villa maria, te puedo asegurar que no sabes quien soy y que tampoco te imaginaráias si lo supieras, que mucho de lo que viviste, yo lo viví también. no sé si es la educación que impartieron o nuestros propios prejuicios, que muchas de las que se sintieron extrañas pocas veces se encontraron , porque con tanto de que espantarse en ese colegio, prefirieron inconcientemente sentirse incomprendidas y aislarse en su mundo propio.
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